Los agentes del temible ICE, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, están cometiendo a diario en Estados Unidos centenares de violaciones de los Derechos Humanos. Se detiene a turistas de aspecto latino, a la esposa de un veterano mientras amamantaba a su hijo, al padre de tres marines, a senadores que preguntan, a periodistas que informan… También fue detenido y maltratado un concejal neoyorquino y candidato a la alcadía de la ciudad, Brad Lander, por acompañar y defender a un inmigrante en los tribunales. Los policías se apostan a la entrada para arrestar a los que quieran ayudar a migrantes detenidos.
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La violencia del ICE es extrema, las sospechas indiscriminadas, los rostros policiales enmascarados, los abusos se multiplican. Como las policías políticas de las tiranías, se va prefigurando como unas SS de Donald Trump por encima de la ley y de la dignidad humana.
La mañana del viernes 20 de junio, se presentó en el tribunal federal de San Diego una delegación interconfesional encabezada por Michael Pham, el primer obispo estadounidense nombrado por León XIV, para apoyar a los migrantes detenidos y orar con ellos. En el tribunal esperaba la policía migratoria para arrestar a abogados o acompañantes que quisieran ayudar a los detenidos. La iniciativa fue organizada por el jesuita Scott Santarosa y San Diego Organizing Project (SDOP), una red interconfesional de base que protege a 70.000 familias, cuya misión es “liberar el poder profético de las personas para hacer realidad la justicia y la igualdad”.
Ante la presencia de la Iglesia, la policía se disolvió y desapareció. Lo leyeron así: “Como en la historia del Éxodo, el mar se abrió”. Estos actos proféticos alaban a Dios e iluminan a toda la humanidad en esta noche oscura. El Pueblo de Dios debe abrir un camino en medio del mar de la tiranía, la guerra y el mal.