José Francisco Gómez Hinojosa, vicario general de la Arquidiócesis de Monterrey (México)
Ex vicario general de la Arquidiócesis de Monterrey (México)

Otra reacción ante el documento de los obispos mexicanos


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En mi colaboración del pasado domingo, me referí al documento con el que los obispos mexicanos clausuraron su CXIX Asamblea Plenaria. El texto, titulado como ‘Mensaje al Pueblo de Dios: Iglesia en México: Memoria y Profecía – Peregrinos de Esperanza hacia el Centenario de nuestros Mártires’, despertó inquietudes en algunos especialistas, pues el fenómeno cristero, al que hace referencia e invita a conmemorar el año próximo, ha tenido muchos análisis, con resultados que no son unánimes y que se prestan a consideraciones inclusive contradictorias.



Ahora conocemos otra reacción, tan cordial como punzante. El Grupo Teología Latinoamericana: Volviendo al Evangelio, conformado por distinguidos teólogos y teólogas, y agentes de pastoral vinculados a las Comunidades Eclesiales de Base y a diferentes movimientos populares, ha dirigido una Carta Abierta al Episcopado Mexicano con motivo del referido comunicado.

El escrito consta de cuatro claros apartados. En el primero, y continuando con mi comentario de la semana pasada, el grupo espera que la conmemoración de la guerra cristera “no se interprete como una similitud entre las condiciones que vivió la iglesia mexicana en ese momento histórico y las condiciones actuales, ya que hoy no se persigue a nadie por sus creencias religiosas…”.

La segunda sección, más frontal, cuestiona el clásico “se nos dice” en el documento, y remata afirmando: “… insistimos en que nos puedan apoyar (los obispos) a reflexionar, a tomar criterio y finalmente a actuar, antes de enlistar una serie de aseveraciones que no tienen fuente, ni tienen un sujeto de quién genera esos discursos”.

CXIX Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Foto: Comisión Episcopal de

CXIX Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Foto: Comisión Episcopal de Pastoral de la Comunicación

En el tercer numeral se cuestiona las críticas del episcopado a lo que se ha venido llamando la perspectiva de género que, según el mensaje de los jerarcas “… diluye la identidad sexual, que presenta como progreso lo que en realidad es deconstrucción de la naturaleza humana”. Los firmantes del aporte sostienen: “La perspectiva de género y su diversidad busca visibilizar minorías que históricamente han sido oprimidas, relegadas y marginadas de la sociedad”.

Y el número cuatro, que más eco obtuvo en la prensa nacional, reconoce la importancia del llamado episcopal a la paz y al diálogo, pero solicita “hacer un llamado a la unidad de los mexicanos ante las amenazas extranjeras y a defender la soberanía del país”, cuestionando el apoyo que ciertos grupos están solicitando del presidente norteamericano para intervenir en nuestros asuntos internos.

Concluye la carta con un párrafo que es una joya teológica y fraternal: “No pretendemos con todo esto crear división; antes bien, estamos convencidos que seguir a Jesús implica buscar siempre la verdad y la realidad de las cosas, y que un laicado consciente hace que la Iglesia tenga mayor riqueza y sinodalidad, y hace del proyecto de Jesús un espacio de hombres y mujeres en vela, despiertos, solidarios y libres para caminar juntos, para amar al mundo y vivir según el Espíritu”.

Ojalá y los obispos mexicanos acepten dialogar con este grupo. Han levantado una firme crítica conceptual, pero con un respetuoso lenguaje conciliador.

Pro-vocación

El papa Prevost Martínez acaba de deslizar la posibilidad de que los cardenales alarguen sus servicios, en las diócesis o en la Curia Vaticana, hasta los 80 años, pero enfatizó que los obispos deben renunciar a los 75, tal y como está señalado. No entiendo la distinción o: ¿un cardenal, por el hecho de serlo, está más lúcido y tiene mejor celo pastoral que un obispo? ¿Por qué no abrir esa opción para ambos, dependiendo de su salud y energía?