Un Ministerio de Sanidad insano


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DLRAE: insano adj. Perjudicial para la salud. Sinónimos: insalubre, malsano, nocivo, perjudicial, enfermizo, infecto, pernicioso, mefítico. Otro uso de la palabra “insano”, también como adjetivo: loco, demente (sinónimos: alienado, alucinado, demenciado, enajenado, perturbado).



Me temo que todos estos adjetivos (con connotación a cual más negativa) describen a la perfección al actual Ministerio de Sanidad, cuya ministra se llama Mónica García (apeo el Dra. porque no sé si lo es, o solo licenciada, y porque se ha ganado a pulso que no la llamemos lo que no ejerce y evitemos introducir un respeto que no merece), de triste nombre entre quienes sí ejercemos la medicina.

Falta de negociación

Solo con esta clave de lectura (dirigir una institución que ha enfermado de ineficacia y sectarismo) puede entenderse que su principal preocupación sea conseguir el registro de médicos objetores al aborto en las diferentes autonomías, en vez de concentrarse en mejorar la sanidad pública que dice defender, y negociar con los profesionales una salida digna a sus justas reivindicaciones.

Solo así puede entenderse que se dedique a lo inútil y desatienda la despoblación médica rural y de los hospitales comarcales, que sigue o precede a la despoblación ciudadana. En los próximos doce meses se jubilarán casi 1.000 médicos de atención primaria y pediatras, y centenares en la atención hospitalaria hospitalizada. La mayoría de ellos carecen de recambio.

Médico general

En los primeros días de diciembre hay convocada una huelga de médicos en todo el país, a la cual estamos llamados todos los profesionales; está prevista una duración de al menos tres días (los paros previos fueron de 24 horas). Se comienza a hablar de una huelga indefinida, y en el hospital hemos comenzado a depositar dinero en la caja de resistencia de uno de los sindicatos convocantes, puesto que sabemos que el coste económico de varios días de huelga es alto, y estamos dispuestos a asumir sus consecuencias.

De espaldas a la realidad

El devenir de esta futura huelga es incierto, ante un Ministerio cerrado al diálogo y de espaldas a la realidad asistencial. Es el mismo Ministerio que demostró su incapacidad e incompetencia para afrontar una pandemia que devastó el país de norte a sur y de este a oeste, que produjo centenares de miles de muertos directos e indirectos, y empobreció a la sociedad española hasta extremos nunca vistos antes. Las secuelas sanitarias y sociales de la pandemia duran hasta hoy, en una sociedad que presenta grados de desigualdad progresivos y alarmantes.

Este panorama puede calificarse de desolador, aun cuando el sistema sanitario aguante y la medicina se proporcione y ejerza del mejor modo posible, apoyada en el celo profesional de los sanitarios. Cuando la preocupación de la ministra es elaborar registros de objetores de conciencia al aborto, en vez de afrontar los problemas reales de las mayorías, solo nos resta diagnosticarla de una enfermedad grave e incurable, porque no hay peor paciente que el que parece ignorar que está enfermo y no busca remedio.

Y sugerirle que, si no puede o no sabe hacerlo mejor, quizás debiera volver a su hospital y trabajar atendiendo pacientes; no me cabe duda de que así sería bastante más útil a la sociedad. Aunque quizás cobrase muchos menos que con su actual sueldo de ministra.

Recen por los enfermos, por quienes les cuidamos y por este país.