La gran encrucijada histórica ante la divinidad siempre sucede entre magia o religión. La magia hace una operación que la divinidad está obligada a cumplir y, en cambio, la religión es una relación de entrega con la divinidad. La magia es contractual y la religión relacional. Magia y religión confunden hoy de nuevo sus caminos.
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Dentro del amplio fenómeno de reinteresamiento por la religión, los actuales movimientos autoritarios que se están haciendo con parte del mundo –“sean ultraderecha MAGA, Bukele, Putin o comunismos”– ofrecen magia bajo apariencia de religión.
- En primer lugar, el movimiento MAGA (‘Make America Great Again’) utiliza la simbología religiosa para revestirse de poder, de superioridad moral, para convertir su pretensión en un derecho natural (de patria, familia o Dios), y simular grandiosidad y trascendencia para su lucha. Esta religión MAGA hace héroes y semidioses.
- Segundo, MAGA utiliza la religión en sus formatos tradicionalistas (como el retorno a ritos litúrgicos en latín) o emocionalistas para conformar a la gente en sumisión al poder, silenciamiento, dominar la conversación, rendición de la razón y aceptación del autoritarismo. De este modo, la religión MAGA domina pueblos.
- Tercero, MAGA es una religión del odio y la venganza, la división, y la guerra cultural y espiritual: son cruzados a los que Dios debe la victoria.
- Cuarto, MAGA usa, sobre todo, la religión como pura magia: a los Estados (y ciudadanos) verdaderamente creyentes, Dios los hace grandes y primeros sobre todos los demás.
MAGA desconfía mucho de la verdadera religión; usa la fe para la magia de que Dios les haga seres superiores, ponga los pueblos a sus pies, y pague la victoria y prosperidad que debe. La religiosidad MAGA es la tentación de Caín, que mató a su hermano porque quería entregar no solo lo mejor al Amado, sino todo.
