La Plenaria de otoño de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), celebrada en Baltimore, será recordada por la elección del nuevo presidente del Episcopado, Paul S. Coakley, arzobispo de Oklahoma City, que sustituye a Timothy P. Broglio; y de su vicepresidente, Daniel E. Flores, obispo de Brownsville, que toma el testigo de William E. Lori.

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Pero, más allá de este cambio estructural, la cita episcopal ha marcado todo un hito en la relación de la Iglesia estadounidense y el presidente del país, el republicano Donald Trump. Y lo ha hecho en el sentido de reafirmar la Iglesia su inequívoca apuesta por defender a las personas migrantes en plena oleada de la Administración republicana en su contra (solo estos días, más de 250.000 venezolanos han visto cerrada definitivamente la puerta a su regulación, pudiendo ser deportados en cualquier momento).

Carta al papa

A las pocas horas de inaugurarse la Plenaria, los prelados estadounidenses ya enviaron una carta al papa León XIV en la que le manifestaban a su compatriota la certeza de que “seguiremos apoyando a los migrantes”. Como lamentaban, “en ciudades de todo Estados Unidos, nuestros hermanos y hermanas migrantes, muchos de los cuales son católicos, se enfrentan a una cultura del miedo, y dudan en salir de sus casas e incluso en asistir a la iglesia por temor a ser acosados o detenidos aleatoriamente”.

Todo un aldabonazo contra Trump que, el 12 de noviembre, fue mucho más allá. Y es que, ese día, 12 años después de la anterior vez en que recurrieron a esta fórmula extraordinaria (con la que “expresarse como cuerpo episcopal” ante una realidad “particularmente urgente”), el Episcopado publicó un ‘Mensaje Especial’.

Tal y como ocurriera en el último precedente (cuando, en 2013, se consensuó otro contra un mandato federal sobre anticonceptivos), dicho texto debía ser aprobado por dos tercios de los prelados. Y así fue, contando con un impresionante apoyo, con 216 votos a favor y solo cinco en contra y tres abstenciones.

Clima de temor y ansiedad

En cuanto al contenido del ‘Mensaje Especial’, en él, los obispos dejan claro que “nos preocupa profundamente observar entre nuestra gente un clima de temor y ansiedad en torno a la discriminación racial y la aplicación de las leyes de inmigración. Nos entristece el estado del debate actual y la estigmatización de los inmigrantes. Nos inquietan las condiciones en los centros de detención y la falta de acceso a atención pastoral”.

Migrante detenido en Estados Unidos

Además, “lamentamos que algunos inmigrantes en los Estados Unidos hayan perdido arbitrariamente su estatus legal. Nos perturban las amenazas contra la santidad de los lugares de culto y la naturaleza especial de los hospitales y las escuelas. Nos aflige el temor de los padres a ser detenidos al llevar a sus hijos a la escuela y el consuelo que sentimos al tratar de consolar a los familiares que ya han sido separados de sus seres queridos”.

Como deploran los pastores, “a pesar de los obstáculos y los prejuicios, generaciones de inmigrantes han contribuido enormemente al bienestar de nuestra nación”. De ahí que, “en este contexto”, sienten que deben “alzar la voz en defensa de la dignidad humana, don de Dios”.

Reforma profunda

Lo que pasa “por una reforma profunda de las leyes y procedimientos migratorios de nuestro país. La dignidad humana y la seguridad nacional no son incompatibles. Ambas son posibles si las personas de buena voluntad colaboran”.

La reflexión episcopal se cierra insistiendo en que “nos oponemos a la deportación masiva e indiscriminada de personas”. Siendo urgente “el fin del discurso deshumanizante y la violencia”, rezan “para que el Señor guíe a los líderes de nuestra nación” y se alcance “una reforma migratoria significativa”.