No me extrañó que tildaran al papa Francisco de comunista, a raíz de sus pronunciamientos en la ‘Evangelii Gaudium’, ‘Laudato si’ y, especialmente, ‘Fratelli tutti’.
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Los señalamientos venían desde sectores conservadores norteamericanos, que siempre han visto el fantasma de Marx y Engels, ese que recorría Europa a fines del siglo XIX, en cualquier pronunciamiento de la Iglesia Católica sobre cuestiones sociales. Sus críticos remataban con algo que les parecía ofensivo, demoledor: “es un teólogo de la liberación latinoamericano”.
Pero sí me ha sorprendido que tal epíteto se lo adjudiquen ahora a León XIV, con motivo de la ‘Dilexi te‘, recientemente publicada. Pero, a diferencia de los ataques a Bergoglio, provenientes de los más rancios grupos empresariales de los Estados Unidos, ahora el calificativo hay que leerlo en tono laudatorio.
Y es que quienes lo sitúan en ese horizonte teológico son dos publicaciones consideradas más de centro-izquierda, la America Magazine, de los jesuitas, y la The New Republic, con posicionamientos cercanos a la llamada “tercera vía” -pugna por economías mixtas y se opone lo mismo al neoliberalismo que al socialismo-.
La primera sostiene que es evidente la influencia latinoamericana en el texto, dada la labor misionera de Prevost Martínez en Perú, lo que le dio una gran sensibilidad hacia las enseñanzas sociales de la Iglesia Católica en América Latina.
La segunda presenta el documento como un reconocimiento a la teología de la liberación, inclusive, proclama “el triunfo” de esa propuesta teológica, dentro del catolicismo mundial contemporáneo, y que fue tan vilipendiada por Wojtyla y Ratzinger.
Y no. Por más que el asignado tíulo podría entenderse como un halago, dado el carácter de los medios informativos, ni León XIV pertenece a ese claustro de productores teológicos, ni la exhortación menciona por su nombre a la Teología de la Liberación.
Lo que pasa es que, cuando el magisterio eclesiástico asume la causa de los pobres, al cuestionar las economías que matan, si nos recuerda que la opción por los pobres es una constante en la historia de la salvación, y en el momento en que indica la necesidad de eliminar las causas estructurales de la pobreza, todo ello, parte fundamental del mensaje cristiano, es encasillado en la Teología de la Liberación, casi siempre con enfoque negativo.
Ojalá la recepción de este mensaje no se vea con los ojos crispados por la confrontación, sino más bien con la inteligencia abierta a sus propuestas que, como aparece en el #79, combinan belleza literaria, profundidad teológica y sensibilidad pastoral: “No se trata de ‘llevarles a Dios’ {a los pobres}, sino de encontrarlo entre ellos… cuando la Iglesia se inclina hasta el suelo para cuidar a los pobres, asume su postura más elevada”.
Pro-vocación
Dos conocidas teólogas latinoamericanas, la brasileña María Clara Bingemer, y la colombiana Consuelo Vélez, tienen opiniones diferentes sobre el tratamiento que el Papa norteamericano-peruano dará al tema de las mujeres en la Iglesia. La primera se muestra esperanzada, la segunda no. Es natural que este asunto tan delicado genere ópticas diversas, hasta contradictorias. Lo interesante será observar, en los próximos años, si de verdad se da o o una mayor apertura e inclusión hacia ellas.
