León XIV quiere que los consagrados se conviertan en “expertos en sinodalidad”

León XIV encargó esta mañana a los consagrados presentes en lo cinco continentes “promover ambientes y estructuras de fraternidad, donde se venza la pobreza, se ponga en el centro la dignidad de la persona humana y se escuche el clamor de la Casa común”.

Así se lo ha hecho ver a los peregrinos que arroparon al Papa agustino, religioso como ellos, en la audiencia celebrada en el Aula Pablo VI con motivo de su jubileo en este Año Santo de la esperanza. Entre los presentes, había una nutrida representación de españoles, con el cardenal claretiano Aquilino Bocos y el obispo claretiano de León, Luis Ángel de las Heras, al frente.

Pequeñas luces

Robert Prevost echó mano de Francisco para redoblar el envío a “despertar al mundo” que el Papa jesuita expresó con motivo del Año de la Vida Consagrada en noviembre de 2014. Para el Pontífice norteamericano, “sus pequeñas luces se convierten en el trazado de un camino luminoso en el gran proyecto de paz y salvación que Dios tiene para la humanidad”.

León XIV, con Simona Brambilla

En esta misma línea, animó a “redescubrir la chispa” de los fundadores para, desde la esencia del carisma recibido, ser hoy “constructores de puentes y difusores de una cultura del encuentro, en el diálogo, en el conocimiento recíproco, en el respeto por las diferencias, con esa fe que les hace reconocer en cada ser humano un único rostro sagrado y maravilloso: el de Cristo”.

Escucha recíproca

A la vez que subrayó la necesidad de ser “guardianes y promotores” de la tradición legada, planteó como prioridad ser “expertos en sinodalidad” desde “una continua renovación del Cuerpo de Cristo en las relaciones, en los procesos, en los métodos”. Así, concretó algunos pasos a dar en lo cotidiano, como “la escucha recíproca, la participación, el intercambio de opiniones y capacidades, la búsqueda común de caminos, según la voz del Espíritu”.

León XIV, en el jubileo de la vida consagrada

En paralelo, hizo un llamamiento a los consagrados para que trabajen por la comunión en la Iglesia, “compartiendo en ella la alegría de su vocación y también, cuando sea necesario, superando divisiones, perdonando injusticias sufridas, pidiendo perdón por las cerrazones provocadas por la autorreferencialidad”. Es más, cerró su intervención invitándoles a “no tener miedo de tomar decisiones valientes”.