Uno de cada cien nicaragüenses espía para el régimen

Martha Patricia Molina, opositora nicaragüense

Sacerdotes y laicos de Nicaragua sufren constantemente el asedio por parte del Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo. De acuerdo con la abogada católica en el exilio Martha Molina, policías y “un grupo de paramilitares” son los que llevan a cabo a esta tarea de vigilancia. Y no son pocos… Solo de este último cuerpo, hay más de 80.000 personas destinadas a esta tarea. En un país de siete millones de habitantes, el 1,14% se dedica a esa labor de persecución.



Autora de los informes ‘Nicaragua, ¿una iglesia perseguida?’, que va actualizando cada cierto tiempo, asegura a Vida Nueva que, en este 2025, se han registrado “prohibiciones de las actividades de piedad popular, confiscaciones y vigilancia, así como el asedio permanente que sufren sacerdotes y laicos. Y es que lo que busca la dictadura es aniquilar la fe católica y la presencia de la Iglesia en Nicaragua”.

Cerco a la piedad popular

En el más reciente de sus informes, el séptimo, documentado como los demás con fuentes de información verídicas (en ocasiones, directamente con las víctimas), se constata que, entre 2018 y julio de 2025, hubo un total de 1.010 ataques o agresiones a la Iglesia católica, además de “16.564 procesiones y actividades de piedad popular prohibidas”.

Martha Patricia Molina

Molina señala que tanto los obispos como los sacerdotes del país centroamericano permanecen vigilados por policías y, de alguna manera, han tenido que plegarse a las órdenes del Gobierno “porque la dictadura les exige ciertos parámetros; a algunos les ha prohibido realizar las peticiones de los laicos durante la misa, a otros les exigen que las homilías no se extiendan más de cinco minutos. También está la prohibición total de mencionar u orar por los obispos que se encuentran en el exilio. Tienen que cumplir o podrían ser desterrados, encarcelados o asesinados por la dictadura”.

Adoctrinamiento en las aulas

Aunque sea difícil, considera que la Iglesia debe “seguir creciendo y fortaleciéndose a pesar de la criminal persecución que vivimos. Los hogares católicos tienen el desafío de mantener viva la llama del amor a Dios porque, en la mayoría de los colegios, ya se está adoctrinando a los niños para que solo crean y amen a Ortega y a Murillo. Aun así, los laicos continúan congregándose en las iglesias y también acostumbrándose a vivir bajo vigilancia. Me puedo atrever a decir que ya ven como normal ese asedio y prohibiciones que sufren”.

En lo que respecta a los sacerdotes en el exilio, Molina apunta que han tenido que “ingresar en nuevas comunidades. Varios tienen problemas porque sus obispos (allegados a la dictadura) no les han entregado una carta que es necesaria para que sean aceptados en otras misiones. De modo que se han visto obligados a seguir con el ministerio, pero celebrando la misa a solas, a falta de ese documento”.

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