Tribuna

Haciendo eco… con lo sensible (V)

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Nuestra humanidad está configurada con varias dimensiones, pero todas, absolutamente todas, están traspasadas por la dimensión de la sensibilidad. Ya desde la Grecia antigua se afirmaba que nada llega al intelecto sin pasar por los sentidos. Algunas corrientes humanas suelen poner el acento en alguna dimensión. ¡Aunque sería un error considerar que esa acentuación está aislada de lo sensible porque incluso lo más inmaterial es calado por los sentidos!



Esta experiencia tan humana, se hace tan divina … y alcance de los sentidos.

En el prólogo de Juan que estamos contemplando en estas columnas, encontramos una afirmación que rompe toda lógica dualista, separatistas, espiritualista, intimista, etc., cuando afirma:

“Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad” (1, 14)

1.      Palabra copulativa

El párrafo comienza con una conjunción copulativa. Estas herramientas lingüísticas “son palabras que sirven para unir otras palabras. Gracias a las conjunciones podemos establecer relaciones entre diferentes partes de la oración, generalmente de manera directa dentro del mismo grupo” (Definiciones, 2025). El término que expresa esta iniciativa es: y (ϰαί – kai).

Contemplando todo el versículo la copulación se utiliza en cuatro oportunidades. Las dos primeras en relación a la acción de la Palabra que se hace carne y habita entre. La tercera en la acción de los testigos (y nosotros hemos visto) y la cuarta en la unión entre otras dos cualidades del Logos (gracia y verdad).

En este versículo “el itinerario de la Palabra llega a su punto culminante” (Rivas, Luis Heriberto, 2005, pág. 131).

Nuevamente la experiencia de fe nos plantea desafíos creyentes, pastorales y evangelizadores. En este versículo dos veces se hace referencia a la iniciativa de Dios (se hizo y habitó entre). Y solo una, a la respuesta humana (hemos visto). Luego prioriza adjetivar con dos expresiones más a las ya precedentes (luz, vida, se hace carne, habita entre, gloria, gracia y verdad). Es decir, que un proceso de fe inspirado en la revelación asume este estilo: comunicar más el adelantamiento y las cualidades de Dios que las acciones humanas, porque estas son solo certificaciones de la siempre abundante iniciativa de quien nos ama primeriándonos.

Además, es un amor copulativo… porque une aquello que aparentemente está opuesto: la luz en las tinieblas, la eternidad en la carne, lo magnánimo en la fragilidad, lo trascendente en lo concreto, lo glorioso en lo encarnado, la gracia en la debilidad, la verdad en la oscuridad… ¡Que asombroso misterio de amor de la Trinidad que se ha revelado de esta manera: uniendo!

Por ende, toda propuesta pastoral, eclesial, litúrgica, formativa, de oración, de caridad y servicio, que separe aquello que Dios ha unido requiere una transformación desde la pedagogía divina. Hablar o proponer actos piadosos que contradigan la revelación de Dios, exige que dejemos de lado esas prácticas o las transformemos en cristianas porque la Trinidad actúa uniendo, no separando:

  • Si se pregona una comunión espiritual, se contradice el principio de Encarnación. Por lo tanto, dicha expresión ha de ser revisada, anulada y se ha de proponer una comunión que exprese la comensalidad abierta del Abba/Imma al alcance de la mano(Curia, Christian, 2006) en donde “todos, todos, todos” tienen su lugar en la mesa común (Francisco – JMJ, 2023).
  • Si se realizan actos piadosos separados de la celebración y la caridad, aquellas acciones necesitan ser revisadas para que expresen la fe de la iglesia: el Dios que une lo contemplativo, la unión fraterna y el servicio al prójimo(CEC, 1997) (#1070)
  • Si se llegara a pensar que la salvación de Dios se realiza por los actos humanos, se necesita una verdadera conversión a la fe Trinitaria y de su acción, porque él toma la iniciativa en redimir porque el ser humano “Existe pura y simplemente por el amor de Dios, que lo creó, y por el amor de Dios, que lo conserva”(Concilio Vaticano II – GS, 1965) (#19).
  • Si por esas casualidades de la vida, en otras latitudes, la fe cristiana se presenta como intimista, esa expresión necesita mirarse al espejo de la Revelación para cambiar todo aquello que no manifiesta la gracia, gloria y verdad de un Dios que se hace carne y visible en la vida cotidiana con situaciones que son auténticas señales de su presencia(Curia, Christian, 2018).
  • Si por alguna corriente espiritual o teológica, consideramos que la religión es más importante que la humanidad, necesitamos una verdadera conversión para volver la mirada al Dios que se hace carne y no una religión, para compadecernos del pueblo que sufre un genocidio, aunque esta aberración lo haga un supuesto pueblo elegido. ¡Porque Dios eligió hacerse carne, humano! (Jn. 1, 14).
  • Si se llegara a pensar o reverenciar, a unos sobre otros, la revelación del Logos, nos exige convertir el corazón y la mirada, porque nadie es más importante por un título, una función o un ministerio. ¡Porque el Logos se hizo carne, no jerarquía! Por el hecho de ser humano la persona es valorada y venerada como imagen y semejanza de Dios (Gn. 1, 26).
  • Si por alguna experiencia mística, en donde lo espiritual no se conmueve necesitamos volvernos al Dios que sale al encuentro, abraza, eleva, danza y festeja entre los seres humanos.
  • Si la pastoral evangelizadora y catequística separa aquello que Dios ha unido, quienes tenemos que convertirnos somos los creyentes para ser ecos del Logos que “se hizo carne”, no quienes no creen.
  • ¿Qué otras expresiones consideras que necesitan una metanoia desde el Dios que une y se hace carne?

Lo Sensible V 1

2.      Palabra graciosa

Paradoja y paradigma de la fe en Cristo… Palabra, vida, gloria, gracia y verdad, se hacen visible porque el Logos “puso su morada entre nosotros”. Y así se realiza la iniciativa de Dios.

La Palabra por sí misma es gracia y, a la vez, eleva a la carne como manifestación de su gloria.

Antes para hablar con Dios había que ir a la carpa del encuentro (Ex. 33, 7), ahora se revela en la carne.

Antes se manifestaba en algunos supuestamente elegidos, ahora en toda la humanidad.

Antes se consideraba que había que elevarse para contemplar la gloria de Dios, ahora se manifiesta (shekinah) en la carne.

Antes para alcanzar la gracia, había que hacer algo digno de Dios, ahora se revela un Dios digno del ser humano (Gelabert Ballester, Martín, 1997).

Antes para ver a Dios había que elevar la vista, ahora mirar a la Palabra que se hace carne, a la carne que se hace palabra.

Antes se pensaba que la gracia era premio a la virtud, ahora el amor de Dios está encarnado y “los bienes de la salvación se reciben de la bondad y misericordia de Dios” (Rivas, Luis Heriberto, 2005).

Entonces, nos podríamos preguntar: si todo es gracia, ¿Qué tenemos que hacer? Una posible respuesta es: Vivir como salvados, “¡más redimidos tendrían que parecerme los discípulos de ese redentor!” (Nietzsche; Friedrich, 2018, pág. 66).

La Palabra es graciosa, porque hace participar a la carne de la gracia y la verdad. La acción de Dios, es antecedente a nuestra actividad. Y nuestra respuesta no es para conquistar o lucrar con la gracia, sino porque “hemos visto su gloria”.

3.      Carne que se hace plegaría

Por esta conjunción copulativa la fe de la iglesia, profesa, celebra y anuncia esta unión incluyéndola en el núcleo de la celebración eucarística:

“Danos entrañas de misericordia ante toda miseria humana, inspíranos el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo y desamparado, ayúdanos a mostrarnos disponibles ante quien se siente explotado y deprimido.

Que tu Iglesia, sea un recinto de verdad y de amor, de libertad, de justicia y de paz, para que todos encuentren en nosotros motivos para seguir esperando (Plegaria Eucarística V/b).

Concédenos estar atentos a las necesidades de todos los hombres para que, participando en sus penas y angustias, en sus alegrías y esperanzas, les mostremos fielmente el camino de la salvación y con ellos avancemos en el camino de tu reino (CEA – MRC, 2011, pág. 971).

Abre nuestros ojos para que conozcamos las necesidades de los hermanos; inspíranos las palabras y las obras para confortar a los que están cansados y agobiados; haz que los sirvamos con sinceridad, siguiendo el ejemplo y el mandato de Cristo (CEA – MRC, 2011, pág. 977).

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Trabajos citados

CEA – MRC. (2011). ‘Misal Romano Cotidiano’. CABA: Oficina del Libro.
Catecismo de la Iglesia Católica (1997).
Concilio Vaticano II – ‘Gaudium et spes’ (1965).
Curia, Christian. (2006). ‘En torno a la mesa’. CABA: Claretiana.
Curia, Christian. (2018). ‘La #vida nos da #señales’. CABA: PPC.
Definiciones. (2025).
Francisco – JMJ – Lisboa 03 agosto 2023 –  Ceremonia de acogida
Gelabert Ballester, Martín. (1997). ‘Jesucristo, revelación del Misterio del hombre. Ensayo de antropología teológica’. Madrid: San Esteban.
Nietzsche; Friedrich. (2018). ‘Así habló Zaratustra’.
Rivas, Luis Heriberto. (2005). ‘El Evangelio de Juan. Introducción. Teología. Comentario’. Buenos Aires: San Benito.