Buenaventura, ciudad puerto del occidente de Colombia, está sometida bajo el manto impune de la violencia, donde las principales víctimas son los jóvenes. Así ha denunciado Rubén Jaramillo, obispo de esta jurisdicción.
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“El pueblo se está muriendo en baños de sangre”, dijo el prelado en alusión a los ataques de los grupos armados ilegales, presentes en la zona.
Ha dicho que Gobierno nacional “no cumple sus promesas y no acude a salvar a un pueblo que se está muriendo en los baños de sangre de nuestros jóvenes”, en alusión directa a Gustavo Petro.
Además del obispo, varios sectores sociales y políticos han criticado al Presidente por su férrea defensa del grupo terrorista venezolano El tren de Aragua en la 80.ª Asamblea de la ONU, pero sin mencionar el grave conflicto interno de Colombia.
Situación alarmante
Jaramillo ha pedido a Petro tome acciones contra la violencia en Buenaventura, una labor que le compete, mientras que la Iglesia debe “seguir construyendo esperanza” en medio de tantos signos de muerte.
“Estamos muy preocupados y pedimos a Dios, en primer lugar, nos ayude”, aunque también ha pedido a los colombianos unirse para “poner la esperanza en Dios al centro”.
La situación en Buenaventura es alarmante, van más de 100 homicidios en lo corrido de 2025, atribuidos a grupos armados, bandas criminales, disidencias de las guerrillas y carteles mexicanos.
La situación se agravó con el asesinato de Alan Valencia, estudiante y líder social de 17 años, asesinado la tarde del 11 de septiembre en el barrio Los Pinos. Esto llevó a las universidades del Valle y la del Pacífico a suspender clases nocturnas.
Foto: EFE