Recientemente el Consejo de Presidencia de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), fue recibido por el papa León XIV en Roma. En un ambiente cercano, de escucha y diálogo, los obispos compartieron con el Santo Padre las luces y sombras que atraviesa nuestro país: inseguridad, violencia, migración, crisis familiares y juveniles. Pero también los signos de esperanza que florecen en comunidades, parroquias y familias inspirados por el Proyecto Global de Pastoral 2031+2033 (PGP).
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El Papa, con la sencillez que lo caracteriza, ofreció un mensaje directo: “Caminen en comunión, como una sola Iglesia llamada por Cristo a construir la paz y testimoniar la esperanza que Dios regala especialmente a través de los jóvenes y las familias”.
No fue solo una frase de cortesía sino una brújula pastoral. León XIV recordó a los obispos que su misión más urgente es cuidar la unidad: “Mantengan una Iglesia unida” les pidió, porque sabe que en México, como en tantas partes del mundo, la polarización y la fragmentación son tentaciones constantes.
Los obispos expresaron ante el Papa los dolores de la comunidad y también las esperanzas que la sostienen. Los escuchó con paciencia y empatía, y les ofreció un mensaje de aliento y solidaridad: “El Papa envía a México su bendición apostólica y asegura su oración por todos, especialmente por quienes sufren”.
Sus palabras no resuenan en el vacío, pues ya en el PGP, fruto de un largo proceso de escucha y discernimiento, los obispos reconocieron que la misión de la Iglesia es acompañar a su pueblo en medio del cambio de época. “Este Proyecto quiere presentar a Jesucristo vivo y resucitado, cercano, compañero de camino, que amplía horizontes, y nos da confianza ante las realidades tan complejas que vivimos”. (PGP, carta de presentación).
La comunión que el Papa pidió, el PGP la plantea como horizonte. En sus páginas se afirma: “Acoger dócilmente el fuego del Espíritu que nos mueve a dar cauce a nuevos ideales y sueños pastorales y seguir respondiendo a las exigencias del Concilio Vaticano II, promoviendo una Iglesia en comunión…”. (PGP 19).
Ese es el desafío de hoy: no basta con organizar planes o documentos, necesitamos testigos que vivan la sinodalidad en lo cotidiano. El PGP insiste en que no se trata solo de colegialidad episcopal, sino de participación real de laicos, vida consagrada y presbíteros, “mediante un ejercicio pastoral más sinodal, es decir, más sinérgico, transversal, subsidiario y gradual”. (PGP 18). Justo la misma dirección que marcó León XIV en su encuentro con nuestros obispos.
El PGP nos recuerda dos hitos: los 500 años del Acontecimiento Guadalupano (2031) y los 2000 años de la Redención (2033). Estos no son aniversarios que se preparan con actos conmemorativos, sino con una conversión profunda. El Papa, al señalar a los jóvenes y a las familias como el lugar donde la esperanza germina, confirma que hacia allá debe orientarse la renovación de la Iglesia.
El horizonte no es lejano: los próximos años nos piden ser una Iglesia que sostenga a los heridos, que acompañe a los desplazados, que cuide la casa común, que abrace a los jóvenes, que anime a las familias. Eso ya está en el ADN del PGP, y ahora lo escuchamos en labios del sucesor de Pedro.
El Papa concluyó su encuentro con un gesto sencillo y profundo: su bendición para todos los mexicanos. En esa bendición se encierra una tarea: mantenernos unidos, vivir la fe como un ‘nosotros’, y ser testigos de esperanza en medio de un país herido.
Hoy más que nunca resuena la invitación del PGP: “Esta nueva época exige acompañar a cada persona y renovar con valentía nuestro profetismo evangélico, anunciando con fuerza el valor inestimable de la persona, denunciando todo lo que se opone a su plena realización y discerniendo a la luz del Evangelio esta nueva realidad, para encarnar la experiencia de la misericordia, de la comunión y la solidaridad”. (PGP 24).
León XIV ha puesto en palabras lo que como Iglesia ya hemos discernido: el futuro se construye caminando juntos.
Lo que vi esta semana
Al Consejo de Presidencia de la CEM frente al papa León XIV.
La palabra que me sostiene
“Mantengan una Iglesia unida“. (Papa León XIV a la CEM).
En voz baja
Señor Jesús, haz de tu Iglesia en México un hogar de comunión y de esperanza. Que los jóvenes y las familias encuentren en ella fuerza y consuelo para seguir caminando.

