Empresarios de México: “Nuestra fe es un don que debe tener consecuencias sociales”

Al concluir el ‘XV Congreso latinoamericano de empresarios y obispos’, aseguran que están “llamados a ser agentes de transformación, actuando con fe agradecida, responsabilidad social y solidaridad con los más vulnerables”

Empresarios y CEM

Empresarios de México están convencidos de que su fe “es un don que debe tener consecuencias sociales”, por lo que están “llamados a ser agentes de transformación, actuando con fe agradecida, responsabilidad social y solidaridad con los más vulnerables”.



Del 9 al 11 de septiembre se llevó a cabo el ‘XV Congreso latinoamericano de empresarios y obispos‘, en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, donde participaron obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano, junto con empresarios pertenecientes a la Unión Social de Empresarios de México (USEM), Confederación Patronal de la República (COPARMEX) y a la Unión Cristiana Internacional de Ejecutivos de Empresa Latinoamérica (UNIAPAC).

Al término del encuentro, emitieron la llamada ‘Declaratoria del XV Congreso Uniapac LATAM 2025 Guadalajara’, en la que los empresarios reafirmaron su “vocación de ser animadores de esperanza, sirviendo a la persona y al bien común a través de la actividad económica”.

Una economía que promueva el bien común

Asimismo, aseveraron: “aunque hemos realizado acciones en nuestro entorno inmediato, siempre existe un margen para ir más allá de nuestra ‘zona de confort’ y de nuestro ‘metro cuadrado’. Hemos sido interpelados a pasar de la filantropía a la caridad activa, involucrándonos no solo con recursos económicos, sino también con el corazón y con nuestros talentos”.

Empresarios y obispos

XV Congreso latinoamericano de empresarios y obispos. Foto: USEM y UNIAPAC

En ese sentido, expusieron los compromisos personales y comunitarios con los que regresarán a sus comunidades “decididos a pasar del ‘yo’ al ‘nosotros’, compartiendo recursos y compromisos para el bien de todos”.

“Con fe y esperanza, bajo al amparo de Nuestra Señora de Zapopan y de la Virgen de Guadalupe, nos ponemos al servicio de una economía que promueva el bien común y ofrezca el sentido de trascendencia a nuestra sociedad”.

“Unidad entre la Iglesia y la empresa”

Respecto a los compromisos personales, aseguraron poner a la persona en el centro, generar empleo digno, actuar con propósito y fe, impulsar la formación integral, vivir la vocación empresarial “como una respuesta agradecida al don recibido de Dios, dejando un legado que nos conduzca a la trascendencia” y “superar las excusas… cultivaremos la disciplina y el compromiso para superarlas”.

Los compromisos comunitarios de los empresarios son trabajar en red, construir una agenda común, incidir en lo público, promover la unidad interinstitucional: “apostaremos por la unidad entre la Iglesia y la empresa, invitando a la sociedad civil y al gobierno para construir juntos la paz y reconstruir el tejido social”.

Asimismo, “testimoniar en comunidad”, al visibilizar “la fe y el bien común mediante un testimonio público y colectivo que genere confianza social, y muestre el poder transformador de la actividad económica vivida con sentido trascendente” y también “involucrar a las nuevas generaciones” al trabajar “junto a los jóvenes en su formación en principios y valores, involucrándolos en proyectos transformadores que los impulsen a asumir y prolongar este compromiso”.

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