Este 3 de septiembre de 2025 se cumplen 25 años de que fuera beatificado, en Roma, el fundador de la Familia Marianista, Guillermo José Chaminade, por el papa Juan Pablo II. Durante su homilía en la plaza de San Pedro, el Pontífice resaltó que “la beatificación, durante el Año jubilar, de Guillaume-Joseph Chaminade, fundador de los marianistas, recuerda a los fieles que les corresponde a ellos inventar constantemente nuevos caminos de ser testigos de la fe, especialmente para llegar a aquellos que están lejos de la Iglesia y que no tienen los medios habituales para conocer a Cristo”.
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“Guillaume-Joseph Chaminade invita a todo cristiano a enraizarse en su Bautismo, que lo conforma al Señor Jesús y le comunica el Espíritu Santo”, aseveró el Papa polaco. “El amor del padre Chaminade a Cristo, que formaba parte de la espiritualidad de la escuela francesa, lo impulsó a proseguir incansablemente su trabajo fundando familias espirituales, en un período convulso de la historia religiosa de Francia”. Asimismo, “su adhesión filial a María lo mantuvo en paz en todas las circunstancias, ayudándolo a hacer la voluntad de Cristo”.
Además, el Papa señaló que “su preocupación por la educación humana, moral y religiosa es para toda la Iglesia una llamada a una renovada atención a los jóvenes, que necesitan que tanto los educadores como los testigos se conviertan al Señor y participen en la misión de la Iglesia”.
“Estamos en buenas manos”
Hoy, 25 años después, los marianistas celebran que la Iglesia reconoció la vida de Chaminade como un modelo. “El entonces papa San Juan Pablo II le proclamó beato, le declaró feliz, que es un sinónimo de santo, porque expresa –como nos recordó el papa Francisco–, “que la persona que es fiel a Dios y vive su Palabra alcanza, en la entrega de sí, la verdadera dicha” (Gaudete et exultate 64)”, subrayan desde la congregación.
“Tener un fundador beato significa que en él encontramos un modelo y un horizonte, pero también alguien vivo que intercede por nosotros”, apuntan. “¡Esto nos tiene que dar mucha tranquilidad! Estamos en buenas manos y su obra misionera, que es la obra de María, también, si somos fieles”.
Por último, los marianistas animan a que, durante este curso, “demos nuevos pasos para llegar a ser lo que somos. No se trata de ser perfectos, sino de caminar juntos, con el corazón abierto, siguiendo el ejemplo de María. Es una forma de vivir, de tratar a los demás, de mirar la vida con esperanza”.