José Francisco Gómez Hinojosa, vicario general de la Arquidiócesis de Monterrey (México)
Ex vicario general de la Arquidiócesis de Monterrey (México)

La revaloración de san Agustín


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En mis clases sostengo que la filosofía occidental se ha construido en torno a las propuestas de Platón y Aristóteles. El primero enfatizó la importancia de la idea, el segundo apostó por la sensibilidad. Aquel generó en la historia posterior diversas escuelas dadas a relanzar el espíritu. Este inspiró a movimientos que han buscado identificar a la realidad con la materia. Obvio. No faltan pensadores que han buscado una armonización de ambos.



Los dos paradigmas de la filosofía griega o antigua fueron de gran influencia en las etapas posteriores: medieval, moderna y contemporánea -y me atrevería a decir que también en la postmodernidad-, y desde Alberto Magno hasta Vattimo, pasando por Descartes y Heidegger, las discusiones filosóficas siempre remitían a alguno de ellos. Poco a poco se dio una batalla entre ambas posiciones, y los estudiosos tenían que definirse.

En las universidades pontificias, en los seminarios e institutos eclesiásticos, triunfó Aristóteles, sobre todo por la lectura que hizo de él Tomás de Aquino, y por el influjo que tuvo en la teología católica la tradición aristotélico-tomista que con ellos se fundó. Vaya. Hasta se llegó a afirmar que esa corriente constituía la philosophia perennis.

El tomismo, con su base aristotélica, ha sido clave, inclusive, para autores como Enrique Dussel, padre de la filosofía de la liberación, quien confesó que, al salir desterrado de Argentina, solo cargó con El Capital, de Marx y la Summa Theologica de Tomás.

San Agustin

San Agustín. Foto: Vatican News.

Además, la azarosa vida de Agustín -tuvo un hijo antes de ser obispo y coqueteó con el dualismo maniqueo- quizá ha influido en su permanente segundo lugar, hasta que, me parece, y a raíz de su reciente festividad del pasado jueves 28, ha sido revalorado.

Y es que la pertenencia a la orden de los agustinos, por parte de Prevost Martínez, ha puesto en el candelero a la orden a y quien inspira su carisma. Esta congregación religiosa valora el pensamiento crítico y, como el santo de Hipona, sostiene que la fe y la razón van de la mano, se complementan.

Entre algunas de las frases célebres de Agustín, destaco las siguientes, que lo muestran con una sensibilidad no propia de sus posteriores discípulos idealistas: “La medida del amor es amar sin medida”, “Ama y haz lo que quieras”, “El que no tiene celos no está enamorado”, “Las lágrimas son la sangre del alma”, “Una vez al año es lícito hacer locuras” y “Conócete, acéptate, supérate”.

En 2017, se puso de moda el libro ‘Más Platón, y menos Prozac’, de Lou Marinoff. Buscaba considerar a la filosofía como una forma de vida, más que una disciplina académica. Parodiando el texto, podríamos afirmar hoy: más Agustín y menos Tomás.

Pro-vocación

Y si alguien tenía todavía dudas sobre la continuidad entre Francisco y León XIV, ahí va una muestra de ella. El Papa estadounidense-peruano acaba de reclutar a dos monjas como consultoras para el Dicasterio del Clero. Ellas son Martha Elizabet Driscoll, religiosa del Instituto de las Cistercienses de la Estricta Observancia, y Iuliana Sarosi, de la Congregación de la Madre de Dios. Como con Bergoglio, continúan las mujeres engrosando las filas de los departamentos vaticanos, inclusive en Dicasterios tan masculinos como el del Clero.