La presidenta de los Scouts de Francia, obligada a dimitir por ser socialista y lesbiana

Marine Rosset renuncia tras semanas de presión mediática y eclesial: “Me convertí en objeto de odio”

Scouts Francia

Marine Rosset, diputada socialista y elegida presidenta del movimiento Scouts y Guías de Francia (SGDF) el pasado 14 de junio, ha presentado su renuncia tras una fuerte polémica. Y es que, en declaraciones a La Croix, la exdirigente de 39 años explica que su decisión busca “proteger el movimiento” y a su familia ante una campaña de ataques personales y políticos.



El caso de Rosset —madre en una familia homoparental, abiertamente lesbiana y defensora del derecho al aborto— ha supuesto una novedad inédita en los movimientos de educación católica en Francia. Por primera vez, una figura con un perfil tan alejado del magisterio oficial de la Iglesia llegaba a presidir una de sus organizaciones. Su elección, aprobada casi por unanimidad por la junta directiva de SGDF, desató una tormenta mediática y eclesial de gran alcance.

“La situación se había vuelto insostenible”, reconoce Rosset en La Croix. “Personas ajenas al escultismo, a la política y a la comunicación se aprovecharon de mis posiciones para construir una imagen errónea del movimiento”. Aunque desde sectores internos del scoutismo se ha denunciado la “violencia homófoba” de muchos ataques, también se ha cuestionado abiertamente su vinculación política partidista y su posible candidatura en futuras elecciones municipales.

“No preví la violencia de las críticas”, confiesa. “Me atacaban a diario en redes sociales con mensajes que deseaban mi desaparición. Las críticas a mi compromiso político eran, en el fondo, una forma de atacarme sin hablar directamente de mi homosexualidad”.

Marine Rosset

Marine Rosset (X)

Un perfil que desbordó al movimiento

La Croix recoge voces del propio entorno scout que matizan las razones de fondo. François Mandil, exresponsable nacional de SGDF, afirma que “el movimiento no tiene problema con su vida familiar”, pero lamenta que su activismo político rompiera la neutralidad partidista que siempre ha caracterizado al escultismo católico. En esa línea, David Crépy, exmiembro del consejo de dirección, insiste en que “un presidente de una asociación católica debe estar al servicio del Evangelio, lo que exige una cierta neutralidad”.

Sin embargo, Rosset lamenta que se haya puesto en duda incluso su pertenencia eclesial: “A veces se ha cuestionado mi fe debido a mi homosexualidad. Es doloroso”, afirma. “También renuncié para proteger a mi familia”, añade la ya presidenta del movimiento.

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