En mi reciente obra, ‘La pastoral del papa Francisco en diálogo con la filosofía intersubjetiva. Coincidencias y desafíos‘ (PPC 2025), afirmo que “toda pastoral precisa de un pensamiento teológico, y que este determina de una manera u otra el tipo de práctica a seguir” (p.17).
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Lejos, entonces, de que la teología resida solo en las aulas y bibliotecas, en los ordenadores y diálogos entre colegas, puede y debe tener implicaciones muy concretas, que llegan inclusive a transformar la realidad que ilumina. La producción teológica impacta lo cotidiano, no solo entretiene al intelecto.
La teología, como bien lo escribió Gustavo Gutiérrez, es un acto segundo, pues surge de las problemáticas cotidianas que vive la gente, pero regresa a su punto de partida para fortalecer y, si es el caso, modificar. Esta transmutación puede darse también a nivel individual y existencial, de gran radicalidad, y es lo que le sucedió a John Henry Newman (Londres 1801 – Birmingham 1890).
Teólogo, académico, filósofo, historiador, escritor y poeta anglicano, se convirtió al catolicismo en 1845. Creado cardenal por León XIII en 1879, fue beatificado por Benedicto XVI en 2010, y canonizado por Francisco de Roma en 2019. El pasado jueves 31 de julio, León XIV aprobó oficialmente su proclamación como Doctor de la Iglesia Católica.
Recordemos que este título se asigna a personas de santidad reconocida, doctrina eminente, a través de una declaración oficial y de utilidad universal, es decir, que sus escritos y/o enseñanzas hayan influido de manera positiva en toda la Iglesia, y no solo en su lugar de origen o de ministerio. Hay, con Newman, 38, destacando Agustín, Tomás de Aquino y Juan Crisóstomo, y las cuatro mujeres que también han recibido el galardón: Teresa de Ávila, Catalina de Siena, Teresita del Niño Jesús e Hildegarda de Bingen.
Lo interesante de Newman no reside en su capacidad académica, sino en que ella le llevó a tomar una decisión tan radical como la de dejar su natal confesión anglicana, para asumir la católica. Y es que, al revisar las raíces auténticas de la Iglesia inglesa, que afirmaba provenir directamente de los Apóstoles y no de una decisión política como la tomada por Enrique VIII para poder casarse con Ana Bolena, con humildad y honestidad teológicas, negó ese argumento, y abrazó la comunión romana.
Newman podía haber permanecido como intelectual anglicano, sin menoscabo de su santidad y liderazgo magisterial-pastoral. Pero ese talento le llevó a cambiar de manera frontal su vida, sin más aspiración que ser congruente con su pensamiento.
Pro-vocación
Hoy culmina el Jubileo de los Jóvenes, iniciado el pasado 28 de julio, con una eucaristía presidida por León XIV. Han participado más de un millón de ellos, provenientes de 146 países, hospedados en 370 parroquias, 400 estructuras escolares, familias voluntarias de acogida y en la Feria de Roma. Queda claro que una cosa es el turismo de lujo, como el realizado recientemente por encumbrados políticos mexicanos, y otra muy distinta una peregrinación austera y devota.
