El Observatorio de lo Invisible surgió hace cinco años como una escuela de verano nacida en el seno de la Iglesia, pero con el empeño de convertirse en un espacio de diálogo y encuentro de todas las artes, sin pedir carné de pertenencia a quienes buscan compartir una mirada trascendente sobre la belleza.
- A FONDO: Antonio López: el arte de los hijos de Dios
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A juzgar por su desarrollo en este lustro, este foro –que en su quinta edición se ha celebrado en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial– está contribuyendo a conformar ese atrio de los gentiles con el que soñaba Benedicto XVI, esa cultura del encuentro que tanto ha defendido Francisco y ese empeño de León XIV por “construir puentes mediante el diálogo”.
El mero hecho de ver al presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, participar en un coloquio con un cantaor como Niño de Elche o que el más que reconocido pintor Antonio López se pasee por cada uno de los talleres compartiendo su sabiduría con los participantes, habla de una más que necesaria reconexión con el mundo de los creadores de esa Iglesia que fue mecenas y abanderada de la evangelización a través del arte.