Haciendo eco… con la dignidad humana (II)

Respetada dignidad humana:

“subsistir en la naturaleza racional, es de gran dignidad” (Aquino, Tomás de – STh I, 1988) (q. 29. a 3. ad. 2).

Las meditaciones que comenzamos la semana pasada y que tienen su fuente en la Sagrada Escritura, la encontramos en un amigo muy querido como es Tomás. Quizás con unas palabras más “filosóficas”, pero que nos vuelven a recordar que ser persona es de gran dignidad.

Estamos habituados a escuchar pálidas o afirmaciones que, por momento, contradicen esta fe eclesial. Mientras algunas piadosas posturas pregonan reiteradamente que “somos pecadores, que somos indignos siervos de Dios, etc., pareciera que en la vida de fe cristiana sería al revés: “y Dios vio que era muy bueno” (Gn. 1, 31) luego de crear al ser humano, que lo hace “poco inferior a Elohim” (Sal. 8), y con la Encarnación del Verbo, lo humano se hizo portador de Dios… Y como si fuera poco, querida dignidad humana, por medio del bautismo los cristianos somos sacerdotes, profetas y pastores, proponiendo que en, con, por y desde Jesús los seres humanos “somos hijos y herederos” (Rom. 8, 17).

En la Biblia la humanidad tiene, para decirlo de una manera gráfica: solo a Dios por encima… aunque ciertas piedades pongan en el medio a otros seres. ¡Somos dignos por ser humanos!, tanto que la misma “divinidad asume nuestra humanidad y ella comparte nuestra humanidad”, porque quien era de naturaleza invisible se hace visible en nuestra naturaleza (CEA – MRC, 2011, pág. 795. 805)… para muestra valga un botón.

Somos dignos por naturaleza, somos dignos por ser creados, somos dignos por ser humanos… aunque a veces, lamentablemente muy seguido, nos tenemos que defender de los ataques que nos hacemos a nosotros mismos por tantos motivos (religiosos, étnicos, sociales, económicos, territoriales, políticos, etc.). Pero como se puede ver en la misma Biblia: la “imagen y semejanza” de la humanidad no se borra con el pecado, ni el llamado “original”, ni el de Caín, ni el de los contemporáneos a Noé, etc.

Donada dignidad:

¡Nos fuiste regalada! ¡Qué asombrosa experiencia! Los regalos manifiestan la ternura y cercanía de quienes los obsequian, y a la vez lo significativo que son quien los reciben. Si, ser humanos es un don, porque:

somos dignificados por amor,
somos valorados por amor,
somos partícipes por amor,
somos convocados por amor,
somos cuidados por amor.

Al recibir este regalo, volvemos a experimentar la bondad de quien no lo obsequia y la grandeza de crearnos así, porque participamos de todo aquello que el oferente nos dona.

Quizás pequemos de “utópicos”, de idealistas… vos sos un bien, una verdad, una belleza que hace patente que todo ello proviene del Sumo Bien, de la Suma Verdad, de la Suma Belleza: por lo tanto, nuestra dignidad humana (no religiosa) está en dimensión del ser, no del obrar o de opciones de vida. Diríamos con el Doctor en humanidad que, por ser humanos, somos buenos (Aquino, Tomás de – Compendio de Teología, 1980) (Nº 229 – 233), y estamos llamados a hacer eco evangelizando y catequizando, respetando la conciencia de las personas porque ella es “como un sagrario” (Concilio Vaticano II – GS , 1965) (# 16). Y de conmovernos ante la humanidad que sufre, porque son humanos, no porque afecte a una religión. Estamos exhortados a denunciar todo atropello a la dignidad humana, no porque se ofenda a una religión. Y si hemos ofendido, es porque no valoramos la dignidad humana.

Indivisa dignidad humana:

No se si te pasa, pero a muchos si, que cuando ingresamos en el mundo religioso o de sus palabras, nos chocamos con más dualismos neoplatónicos que con perspectivas cristianas… Cosa rara, ¿verdad?

En el evangelio y en la sana Tradición (no en las tradiciones) el ser humano es considerado una unidad con todo lo que es, vive, siente, padece, desea, aspira, sueña, (GS 1) y que esos gozos y esperanzas, son los de la iglesia (GS 1). Y, otros afirman o predican un ser humano dividido: los problemas los tienen que dejar fuera del templo, acá se viene para otra cosa, Dios tiene un plan que tenemos que obedecer (que por momentos pareciera contradecir la felicidad humana), donde lo espiritual es más valioso que lo humano (como si lo humano no fuera espiritual), donde uno es más importante que todos, que una expresión religiosa es más importante que las personas…

Y nuevamente la revelación de Dios nos pone en otra perspectiva, porque nos hace partícipes con lo que somos, nos invita a ser parte y constructores de nuestro propio destino, que acompaña nuestro peregrinar con todo lo que ello implica, que está en el mundo, que crea a la humanidad con “capacidad de él”, y lo más maravilloso que “asume nuestra humanidad”, que la redención se realiza donde la gracia asume y perfecciona la naturaleza, no la destruye (STh. I, 8, ad. 2).

Centrada dignidad:

Sos como una clave de sol para poder interpretar la partitura de la vida. Al ser un don, nos pones en clave de la gracia, al ser humana nos pones en clave antropóloga, al ser asumida por lo divino nos pones en clave teologal, al ser vivida e incorporada por el Verbo, a los cristianos nos ubicas en la coordenada del “cristocentrismo trinitario”.

Quizás te estés preguntando qué implica eso. Sencilla y humildemente unos aportes:

por la gracia y no en el voluntarismo o pietismo.
Mirar con esperanza la existencia, porque hay una unidad entre Dios y su obra.
Descubrirnos centrados en la Buena Noticia, desplazando a un segundo lugar (porque es secundario) al moralismo que tantas veces ha impregnado la vivencia de la fe.
Que lo primordial es “la otra persona”, porque la Trinidad está centrada en el ser humano. Esta implicancia es tan fuerte que hasta nuestro hermano León XIV ante tanto yoismo narcisista en la evangelización, en el contexto del jubileo de los jóvenes, nos ha recordado:

“Redes que abran espacio al otro, más que a sí mismos, donde ninguna burbuja de filtros pueda apagar la voz de los más débiles. Redes que liberen, redes que salven. Redes que nos hagan redescubrir la belleza de mirarnos a los ojos. Redes de verdad. De este modo, cada historia de bien compartido será el nudo de una única e inmensa red: la red de redes, la red de Dios” (León XIV – Saludo a influencers y evangelizadores digitales, 2025)

Considerar a la moral como una participación en el misterio de Cristo, y no tanto como una actuación externa para alcanzar la salvación, porque no se alcanza, sino que viene por pura iniciativa de Dios y, además, en cuanto hecho salvífico, fue realizado de una vez y para siempre en Jesús” (Curia, Christian, 2013), dependerá de nosotros vivir como redimidos y hermanos.

Querida dignidad humana, seguro hay mucho más para meditar y considerar desde vos, hay tantas personas que nos han evangelizado desde su humanidad que no entrarían en un libro o las columnas que escribamos serían interminables. Queremos finalizar esta carta, elevando un deseo que se haga plegaria para que nuestro ser iglesia e iglesias, nos lleve a vivir el modo de Jesús, donde lo humano es más importante que lo religioso, para que acompañemos a las personas a encontrar el sentido de sus vidas y si es con Jesús, mejor aún, para favorecer espacios de comunión que descubramos la presencia de Dios en la historia (de esto último comenzaremos a compartir pronto)

Gracias por permitirnos contemplar en vos, lo importante que sos para Dios.

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Trabajos citados

Aquino, Tomás de – Compendio de Teología (1980). ‘Compendio de Teología’. Madrid: RIALP SA.
Aquino, Tomás de – STh I. (1988). ‘Suma Teológica’. CABA: BAC.
CEA – MRC. (2011). ‘Misal Romano Cotidiano’. CABA: Oficina del Libro.
Concilio Vaticano II – ‘Gaudium et spes’ (1965).
Curia, Christian. (2013). ‘Te creo. Una propuesta pastoral desde Jesús’. CABA: Claretiana.
León XIV – Saludo a influencers y evangelizadores digitales (29 de julio de 2025).