El Frente de guerra occidental Ogli Padilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) anunció un nuevo paro armado, de 48 horas, en el departamento del Chocó desde este 25 de julio.
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Wiston Mosquera Moreno, obispo de Quibdó, condenó esta acción armada que “afecta a las comunidades chocoana”, que implica confinamiento, desplazamiento y afectación de la libertad ciudadana.
El Chocó – en el occidente colombiano – atraviesa una profunda crisis humanitaria, social y ambiental, producto del enfrentamiento entre el ELN, el Clan del Golfo y demás actores armados.
Por tercera vez el ELN impone un paro armado en lo que va de año. Con esta acción busca ganar control territorial y debilitar la presencia del Estado.
Compromiso con la paz
Monseñor Wiston Mosquera en visita pastoral a municipios y corregimientos del rio Atrato, Quibdó / Foto: Diócesis de Quibdó
Mosquera se ha comprometido en seguir facilitando diálogos entre los diferentes actores para continuar el proceso de paz y se acabe toda forma de violencia contra población civil.
“Es urgente parar esta estrategia de guerra dirigida a vulnerar los derechos de la gente”, clama el prelado, apelando al Derecho Internacional Humanitario para respetar derechos fundamentales como la vida, la salud, la educación y la libre movilización.
El Chocó cuenta con poblaciones muy vulnerables, en su mayoría afrodescendientes e indígenas, el conflicto acentúa el sufrimiento de las comunidades y retrasa los esfuerzos de reconciliación y justicia social.
Por eso, el obispo pidió al Gobierno nacional cumpla con su deber constitucional de “garantizar la seguridad de los ciudadanos, proteger a las comunidades y avanzar en la implementación integral del Acuerdo de Paz”.
La Iglesia particular de Quibdó se comprometió a neutralizar las acciones de la ilegalidad y a evitar que el abandono estatal siga alimentando el ciclo de violencia para que “en medio de tanto dolor y miedo, no perdamos la esperanza”.