El cardenal Gerhard Ludwig Müller ha lanzado un duro reproche a los obispos de Alemania por lo que considera una renuncia a la defensa clara de la vida y una peligrosa subordinación a intereses políticos. En un extenso artículo publicado en Kath.net, el purpurado cuestiona la tibieza episcopal ante debates clave, como la protección del derecho fundamental a la vida desde la concepción, y alerta sobre la “insensata deriva progresista” que, según él, amenaza con vaciar de contenido el testimonio cristiano.
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“Incluso los obispos católicos han evitado una clara afirmación de la vida al priorizar la lucha de poder de los partidos políticos sobre su testimonio apostólico de la verdad del evangelio”, denuncia Müller, subrayando que la autoridad de los pastores no puede quedar atrapada en cálculos partidistas.
“Este temor a la instrumentalización política de la verdad cristiana busca el aplauso del bando político equivocado, lo cual es anticristiano precisamente porque somete la verdad del Evangelio a los cálculos del poder político”, advierte el cardenal alemán.
Una “concepción errónea” de la misión de la Iglesia
El prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe critica duramente la tendencia de algunos líderes eclesiales a presentarse como una “organización útil al Estado” en lugar de como “servidores de Cristo hasta el martirio”. A su juicio, los obispos no deben adaptar el mensaje para evitar ser tildados de conservadores: “Los obispos no deben abandonar la verdad de Cristo solo para evitar ser absorbidos por la corriente progresista y tildados de derechas en una campaña mediática”.
Müller también carga contra lo que define como “una concepción errónea” de la misión de la Iglesia en Alemania, influenciada, dice, más por Judith Butler, Karl Marx o Michel Foucault que por Edith Stein, Newman o De Lubac. Y recuerda que el compromiso de la Iglesia con los derechos humanos, especialmente el derecho a la vida, no puede depender “del favoritismo ni de las opiniones jurídicas ideológicas de los gobernantes”.
El purpurado advierte del peligro de ceder ante ideologías “neognósticas” y corrientes como el poshumanismo y el transhumanismo, “disfrazadas con piel de oveja”, y califica de “ilusión diabólica” cualquier intento de equilibrar el derecho de la madre a la autodeterminación con el derecho a la vida del hijo: “El derecho del niño a la vida es muy superior al derecho de los padres a la autodeterminación”.
Finalmente, Müller exhorta a los pastores a asumir su responsabilidad profética, incluso a costa de la persecución: “Defender a los débiles, incluso si son calumniados por ideólogos y políticos poderosos, es una de las tareas más importantes de los obispos”, concluye, citando el Libro de los Proverbios: “Abre tu boca por el mudo, por los derechos de todos los débiles” (Prov 31,8).

