¿Los católicos deben bajar el alquiler de sus pisos?

Cartel anunciando Se alquila. Alquileres. Vivienda

El arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, en el marco de la celebración del Corpus Christi, ha pedido a los católicos que lleven su fe de los templos a sus casas. En concreto, el prelado ha planteado en su carta pastoral de la primera quincena de julio la cuestión de la vivienda.



El pastor pone sobre la mesa la realidad de “familias que tienen graves dificultades para poder acceder a la vivienda o para poder pagar una hipoteca o una renta y que ese gasto les permita, en el resto de los aspectos, desarrollar dignamente la vida familiar”.

Por ello, ante situaciones como esta, invita a los católicos a preguntarse: “¿No deberíamos los católicos plantearnos cuál ha de ser nuestro criterio al poner en el mercado o no una vivienda que, quizás, tengamos cerrada?”. Pero, aún va más allá, al proponer interrogarse: “Si la ponemos en el mercado, ¿estaríamos dispuestos a aceptar, quizás, un nivel de renta menor que suponga, sí una justa retribución a un dinero invertido, pero que no se someta a las reglas coyunturales de un mercado?”.

El arzobispo lanza esta propuesta sin ignorar las dimensiones económicas y políticas del problema, como la regulación del suelo, la construcción o los impuestos. Así, reclama, los católicos no pueden vivir una “doble vida” entre lo que se celebra en la liturgia, la “comunión de vida”, y las opciones personales; ya que para él la “catolicidad supone poner en relación unas cosas y otras”.

Argüello ya había mandado un mensaje similar en la presentación de la memoria de Cáritas Diocesana de Valladolid donde lanzó el mandamiento de “no especular” en un tema en el que la institución invirtió, en 2024, 700.000 euros a ayudas directas en pago de alquileres, suministros del hogar, alimentación, transporte… subiendo esta cifra en 200.000 euros, con respecto al año anterior. En dicha presentación hizo un llamamiento para bajar los precios ejemplificando: “Si mi vecino lo alquila por diez, yo lo bajo a siete”.

El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello

La parte social del reto que supone el acceso a la vivienda lo conocen muy bien en la Fundación Luz Casanova, que surgen como parte del compromiso de las Apostólicas del Corazón de Jesús. Precisamente estos proyectos forman parte, desde su germen en el año 1979, de la red FACIAM –siglas de Federación de Asociaciones y Centros de Ayuda a Marginados– que une hoy en día a dieciocho congregaciones y entidades eclesiales y que desarrolla diferentes programas relacionadas con el alquiler social o el sinhogarismo.

La trabajadora social Eva de Usa Pérez, coordinadora del área de vivienda, destaca la importancia de recursos como la existencia de nuevas fórmulas de viviendas compartidas para quienes llevan mucho tiempo en la calle o el Proyecto Impulsa que cuenta con seis viviendas en Madrid para 63 jóvenes en situación de sin hogar de 18 a 28 años donde ofrecen un acompañamiento especializado de formación, empleo y participación.

Atención a jóvenes

“Los beneficiarios suelen ser jóvenes extutelados de la Comunidad de Madrid, migrantes, principalmente marroquíes y subsaharianos, o personas que transicionan de otros recursos para jóvenes. Mayoritariamente, se atiende a jóvenes”, explica. A todos se les ofrece un acompañamiento social, apoyo psicológico y asesoramiento jurídico.

“Además de cubrir las necesidades básicas, se fomenta la autonomía en la gestión de la vida”, detalla. Algo que en el caso de la búsqueda de vivienda propia en Madrid es toda una odisea. Más cuando a la situación del mercado se suman factores como el racismo o la precariedad laboral. En este proyecto, en 2024 se han ofrecido 6.340 días de alojamiento y atendido a 22 participantes que van desembocando mayoritariamente a pisos compartidos.

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