Tribuna

Arreando que es gerundio

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Hay modismos o dichos populares que toman por sorpresa. Por ser antiguos o estar dentro de una jerga local, pueden causar asombro o desconocimiento de su significado. Es de dominio público que muchísimos de ellos tienen sus raíces en libros bíblicos y hay quienes no lo saben. En este caso, su aplicación está vigente para llevarnos a un acercamiento al Evangelio.



Acciones

Cabe aquí acentuar una aclaración: el gerundio es una forma no personal del verbo que indica una acción en desarrollo o simultánea a otra acción principal. Un gerundio está puesto donde hay que marcar que la acción está ocurriendo, es esa forma de explicar que algo está sucediendo.

En el caso de este título, es simpático observar cómo este dicho acompaña el dar ánimo para realizar una tarea, o impulsa a ponerse manos a la obra. Apura a dar comienzo a un emprendimiento o a concretar algo justo y necesario. Se impone ante el “andar dando tantas vueltas” y al “tomar el toro por las astas”. Y por qué no, al empujón para dejar el sillón de la comodidad o el banco de las cuatro paredes de la capilla. Apunta a salir del desánimo y de las construcciones quejosas.

Este dicho tan castizo como visceral, se hace preciso ante la necesidad de dejar de parlotear y salir de las cáscaras espirituales y asépticas para navegar mar adentro de las periferias de todo tipo, que tanto enseñó a ver y reconocer Francisco. Aunque la oscuridad nos atemorice a veces.

Algo que sugiere con su redondez de significado es que los diagnósticos ya están mil veces hechos y ya no son necesarios. Faltan más acciones que palabras.

¿En qué lugares de este tiempo se podría usar este dicho tan antiguo como vital? ¿Cuáles son aquellos espacios que se están cayendo y desanimando? ¿Dónde se detectan más quejas y desalientos que la “alegría del Evangelio”?

Jesús arriero

Nunca falta la figura de Jesús como pastor de sus ovejas. Hace poco, la lectura de Juan 10, 27-30 nos plantaba una vez más ante los tres verbos que no siempre son actualizados. Escuchar la voz del pastor. Conocer en un ida y vuelta entre conocerlo y dejarse conocer. “Lo que indica una relación de mutua comprensión”, dirá José María Castillo. Y seguir, que perfila, redondea y concreta el “seguimiento” a la voz del pastor.  Ante este mismo texto, José Antonio Pagola dice: “hay que volver a Jesús”.

Pastor Rebano

En la tercera reflexión de Cuaresma 2024, el Cardenal Raniero Cantalamessa dijo: “tenemos que decirlo, la imagen del buen pastor y las imágenes relacionadas de ovejas y rebaño no están realmente de moda hoy en día”.

Lo dijo ante los pastores obispos y cardenales, con Francisco sentado dócilmente frente de él, que lo escuchaba con todo respeto. En la oportunidad, recordó que la intención que nos hemos marcado con estas meditaciones “es una intención personal más que pastoral”.

Dijo el cardenal en esa ocasión que el discurso de Jesús “tiene dos actores, el pastor y el rebaño. Es decir, en singular, cada oveja. ¿Con cuál de los dos nos identificaremos?

Y agregó que San Agustín en el aniversario de su ordenación episcopal dijo al pueblo: “para vosotros soy obispo, con vosotros soy cristiano”, y en otra ocasión, “para con vosotros somos como pastores, pero para con el príncipe de los pastores somos ovejas como vosotros”.

Cantalamessa les hizo una invitación fuerte y precisa: “olvidemos por tanto nuestro papel, ustedes como pastores y yo como predicador, y sintámonos por una vez única y exclusivamente ovejas del rebaño y les habló de “volver a ser ovejas” para acompañar a sanar a otras ovejas.

¿Cuántos hay que no se permiten volver a ser Hijos con el Hijo por no salir de la protección del anillo de ordenados?  ¿Cuántas ovejas-personas heridas en este estadio de la paternidad porque no han podido volver a hacerse hijos? ¿Cuántos esperando que pasemos de una rigurosa y fría filialidad a una maternidad o una paternidad urgida de abrazos?

Todos, todos, todos arreados por Jesús arriero que conduce a verdes pastos y manantiales de vida, pero esencialmente, conduce al encuentro con las personas que están en desigualdad de condiciones.

Todos y todas –que incluye toda jerarquía– siguiendo las huellas del Buen Pastor para llegar a quienes más lo necesiten. Y como ovejas de este rebaño, practicar sin demora el dejarnos ser pastores y pastoras a los laicos, tan capaces de acompañar y resistirnos a quedarnos quietos ante un mundo que está tan sediento de escucha y comprensión.

Sin miedos que paralicen, sin temores que no siempre anonadan. Con la cara llena de humus y las certezas de una Fe que es Esperanza en el Amor. Con una espiritualidad que se va haciendo camino cuando abrevamos de la mismísima espiritualidad de un pueblo que pide Verdad y Justicia, Pan y Paz.

Volver a Jesús es escuchar su voz que dice hoy a su Iglesia: “¡Arreando que es gerundio!”.