Los obispos de Panamá pidieron al gobierno -encabezado por el presidente José Raúl Mulino, “actuar con apego a los principios constitucionales, en defensa del interés nacional y del bien común de todos los panameños”.
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En un comunicado emitido al concluir su 223 Asamblea Plenaria, efectuada del 30 de junio al 4 de julio, la Conferencia Episcopal Panameña observó “con preocupación ciertas posturas adoptadas por la administración estadounidense que ponen en entredicho el respeto a la soberanía panameña”.
Consideraron como “señales alarmantes” las “declaraciones sobre una supuesta ‘recuperación’ del Canal de Panamá, las decisiones que involucran a nuestro país en tensiones geopolíticas ajenas, la exigencia de tránsito gratuito para naves militares y la velada intención de establecer bases militares en territorio nacional… Estas acciones, lejos de fomentar la cooperación, contradicen los tratados internacionales vigentes y lesionan la dignidad del pueblo panameño”.
La Iglesia: puente para el encuentro
Por otro lado se refirieron a la prolongada huelga en el sector educativo; si bien los obispos valoraron el compromiso de los docentes, hicieron un llamado a levantar la medida y retornar a las aulas, además exigieron al Estado garantizar estabilidad laboral y respeto a la dignidad de los educadores. “La educación no puede seguir siendo rehén de la confrontación”, señalaron.
También se refirieron a la migración: “tragedia humana” que -dijeron- debe ser abordada desde la dignidad y los derechos fundamentales, no solo como un problema de seguridad; en ese sentido, aseguraron que la Iglesia panameña se compromete a acompañar a los migrantes con caridad y dignidad, pero también hizo un llamado a los Estados a asumir esta realidad con responsabilidad compartida.
Los obispos hicieron hincapié en el compromiso de la Iglesia de ser puente para el encuentro, la reconciliación y la paz: “No podemos ser indiferentes cuando el tejido social se desgarra. La Iglesia no impone rutas, pero abre caminos desde el Evangelio”.