Fernando Vidal
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

El impoder de los cristianos en la vida pública


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La Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española celebró el pasado 28 de junio de 2025 una jornada de formación online en la que 1.300 participantes comenzaron la reflexión sobre la presencia de los laicos en la vida pública, con el lema ‘Ser esperanza en la vida diaria’. Tras el formidable primer Foro de Laicos de 2020 que impulso al Pueblo de Dios en salida, el Encuentro de Primer Anuncio de 2024 y el Congreso de Cultura Vocacional de 2025, comienza otro paso del proceso que pone su mirada en la ineludible contribución de los laicos en la vida pública.



Agradezco la confianza de la Conferencia Episcopal para contribuir al marco de motivación inicial. Gracias a la Comisión para los Laicos, Familia y Vida por permitirnos publicar el texto íntegro de la conferencia, cuyo título es ‘El impoder de los cristianos en la vida pública’. Y que se puede descargar en formato PDF.

La hora del amor

Todo lo amado se salva y nuestra participación en la vida pública debemos vivirla desde esa pasión por hacer participar en el amor a toda la vida común de la fraternidad humana. Si algunas veces nos creemos separables de este ineludible compromiso es porque la gran desvinculación social que el neoliberalismo ha impuesto, nos ha hecho perder la experiencia de pueblo. Pero ese carácter de constructores de la Casa común no debe ser abandonado en ninguna circunstancia, y menos todavía cuando nuestro mundo está en llamas. Como nos ha convocado nuestro papá León XIV, para los cristianos en la vida pública es “la hora del amor”.

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¿Y qué no es capaz de lograr el amor? Lo último y más hondo del corazón de cada persona y el corazón de nuestro mundo solo puede ser movido por el amor. Allí no llegan el poder, la violencia carece de soberanía el dinero, sino que esa hondura la puede alcanzar el amor.

La creatividad humana y la participación cristiana en la vida pública, nuestras capacidades y potencias, no son del orden del poder mundano, sino que lo propio y original del hombre es el impoder. El impoder es aquello que solo con amor se puede hacer; lo que solo la paz, la alegría, la confianza o la esperanza hacen posible y ninguna otra potencia ni recurso ni artificio podrían conseguir.

“La singularidad del cristiano es el ejercicio del impoder en la vida pública”. No es buenismo, no es candor ni ingenuidad, sino el carácter práctico y transformador del más hondo Cantar de todos los cantares cuando nos revela que el amor es siempre más fuerte que la muerte. Creámoslo: siempre lo más práctico es amar. Y lo único realmente eficaz.

Descarga ‘El impoder de los cristianos en la vida pública’ (PDF)