“Teresa de Jesús es un milagro que queremos cuidar sin ideología, desfiguraciones o caricaturas”

  • El superior general de los carmelitas descalzos preside la eucaristía que culmina las dos semanas de veneración del cuerpo de la santa en Alba de Tormes
  • Miguel Márquez defiende la exhibición de los restos mortales: “Las reliquias nos llevan a Cristo, es algo permitido”

Miguel Márquez, en la basílica de la Anunciación

La veneración del cuerpo de Teresa de Jesús ha llegado a su fin después de dos semanas de un peregrinar multitudinario a la basílica de la Anunciación de Alba de Tormes. Hacía 111 años que no se programaba algo así, puesto que tan solo se ha exhibido en 1582, 1760 y en 1914.



Ayer, a las diez de la noche, se puso punto final a este acontecimiento con una vigilia. Pero, antes, por la mañana, se celebró una eucaristía en que estuvo presidida por el superior general de los carmelitas descalzos, Miguel Márquez. En la celebración  participaron, entre otros, el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, y la alcaldesa de la localidad, Conchi Miguélez Simón.

Atravesar muralla

“Teresa es un milagro real y queremos cuidarlo, fieles a Teresa, sin ideología, desfiguraciones o caricaturas”, defendió en su homilía el máximo responsable de la familia que ella abanderó. A la par, hizo hincapié en cómo el Carmelo es hoy “un amor valiente y sin espectáculo, un amor íntimo y atrevido, una aventura que atraviesa murallas y fronteras, persiguiendo un Amor capaz de saciar el hambre y la sed más honda”.

En su meditación, el sacerdote carmelita descalzó no dudó en reivindicar la exhibición de los restos mortales definiéndolos como “la reliquia viva de Teresa” frente a la polémica surgida en estos días sobre la pertinencia o no de mostrar los restos santa Teresa, que en algunos foros eclesiales ha sido tachado de “morboso”. “Hoy la muerte pareciera exorcizada. Mirar un cadáver se considera impropio”, reflexionó en voz alta el consagrado, que compartió además cómo “para la exposición del Papa en San Pedro, no han faltado duras críticas”.

Reglas precisas

En tono pedagógico, explicó que la práctica de exponer los cuerpos viene de la Edad Media: “Es algo permitido y con reglas precisas”. “Las reliquias, nos conectan con lo vivo del Santo, de la Santa, con su vida, su ejemplo, su mensaje, sus escritos, nos llevan a Cristo, que es el secreto y el corazón de la vida de los santos”, expuso. Es más, echó mano de Benedicto XVI, cuando en la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia, defendió que “las reliquias nos señalan a Dios mismo”.

En este sentido, subrayó que la veneración de “miles y miles de fieles” en estos días al cuerpo de la doctora de la Iglesia se ha llevado a cabo “con exquisita delicadeza ante sus reliquias, en un silencio orante y agradecido por todo lo que Dios ha obrado en ella y, por su medio, en la Iglesia”. Incluso llegó a asegurar que el cuerpo de la santa es “una parábola del camino, la esperanza y la vida verdadera”.

Cantar la belleza

El superior general de los carmelitas planteó que “los restos de Teresa son la memoria de la mirada más hermosa, la de Jesús en ella”. “Y esa mirada sigue ahí viva en su cuerpo, palpitando”, enfatizó, destacando como fue una mujer que en su físico padeció “todas las murallas y dificultades, inquisiciones y enfermedades, para cantar la belleza de la amistad con Jesús”.

Exposición del cuerpo de Santa Teresa de Jesús en Alba de Tormes

Exposición del cuerpo de Santa Teresa de Jesús en Alba de Tormes

Al repasar los principales hitos vitales de la autora de ‘Las moradas’, el religioso se adentró en su vocación a modo de “llamada en el corazón” que movió a la santa abulense durante toda su trayectoria. “Teresa se pasa la vida rompiendo la muralla del miedo, desafiando las dificultades y enfrentando los fantasmas de la negatividad”, comentó Miguel Márquez, que la presentó como una mujer “valiente, pero humilde”, a la par que “inteligente, pero escuchadora”. No se olvidó de recordar que fue “perseguida y criticada”, aunque jamás se mostró “prepotente o altanera”: ¡Teresa no eliminaba al contrario, lo miraba a la cara y vencía desarmada, con la fuerza de la sinceridad, sin defenderse a sí misma, defendía una verdad íntima y preciosa”.

Dialogar y hacer silencio

En esta misma línea, destacó cómo conformó una familia, “una comunidad para dialogar y hacer silencio juntas”. A lo largo de la homilía, destacó además cómo es capaz de confiar cuando se muestra “atravesada de enfermedades y contratiempos”.

Buscar con honestidad

Con una mirada de puertas para afuera, presentó a Teresa como modelo para “buscar con honestidad y nobleza juntos la verdad” en medio de un mundo “amenazado de división y confrontación, de polarización”. En ese punto Márquez echó mano del León XIV para recordar a los presentes que “no tengamos miedo, que mano con mano, vayamos adelante, tendiendo puentes, y construyendo una paz desarmada y desarmante… unidos”.

En su alocución, Márquez se refirió a ilustres personalidades que a lo largo de la historia han acudido a Alba de Tormes a reencontrarse con la santa, como Luis Cernuda o Enrique de Ossó. Pero, a la vez, elogió al “peregrino del día cualquiera que se acerca aquí, sin multitud, ni ruido, solitario y desapercibido, para hablar con la Santa y traerle un hola, una oración, un gracias, y un beso a Jesús, que aquí sigue vivo enamorando, y dándose en la Eucaristía, la que nutría y encendía el alma de Teresa y que hoy se nos va a regalar a nosotros, no como reliquia, sino como Cuerpo Vivo”.

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