La reacción de las Iglesias estadounidenses a la política migratoria de Trump aún no está definida, pero ya han ofrecido una visión clara de lo que les preocupa. La primera señal fuerte de descontento provino de una mujer el día después del juramento del presidente estadounidense. La obispa episcopaliana de Washington, Marian Edgar Budde, conocida por su compromiso con la justicia social y los derechos humanos, instó al presidente a “mostrar misericordia” con los inmigrantes recordando que “las personas que recogen nuestra fruta en los campos y limpian nuestras oficinas, incluso si no son ciudadanos o no tienen la documentación en regla, son buenos vecinos y pagan impuestos”.
- WHATSAPP: Sigue nuestro canal para recibir gratis la mejor información
- Descargar suplemento Donne Chiesa Mondo completo (PDF)
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Trump respondió confiando la Oficina de la Fe a la telepredicadora Paula White, pastora de la teología de la prosperidad (“Dios recompensa con riqueza y salud a quienes tienen una fe fuerte”), su consejera espiritual.
Muy feo
La Iglesia católica estadounidense también ha alzado su voz en defensa de los migrantes. El cardenal Robert McElroy insistió en que las deportaciones masivas son “incompatibles con la doctrina católica”. El jesuita y escritor James Martin reiteró en una entrevista en ‘La Stampa’ que “los obispos de Estados Unidos, así como los párrocos y los laicos, deberían defender con mayor determinación los derechos de migrantes y refugiados”. Esta batalla no será fácil.
El vicepresidente Vance acusó a los obispos católicos de recibir cientos de millones de dólares para ayudar a los migrantes, sugiriendo que sus esfuerzos tenían más que ver con proteger “su negocio” que con un deseo genuino de justicia social. El estado de Texas ha acusado a algunas parroquias de albergar a migrantes protegiéndolos de las autoridades. La reacción del cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, fue muy firme: “Es realmente difamatorio. Muy feo”.
A pesar de las dificultades, el apoyo de la Iglesia a los inmigrantes sigue siendo firme y decidido. Según el ‘Washington Post’, en 2023 la Iglesia recibió 123 millones de dólares en donaciones para asistencia a migrantes y gastó 134 millones de dólares. En la frontera entre Estados Unidos y México, la hermana Norma Pimentel, directora de Caridades Católicas del Valle del Río Grande, trabaja incansablemente en favor de los inmigrantes de América Latina. Les expresa amor y esperanza a través de sus pinturas.
*Artículo original publicado en el número de abril de 2025 de Donne Chiesa Mondo. Traducción de Vida Nueva