El cardenal Luis José Rueda, arzobispo de Bogotá, se ha propuesto cumplir (y trabajar) por dos sueños para la capital colombiana, construir una casa para sacerdotes mayores o enfermos y promover el espíritu misionero.
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Así ha comentado al noticiario Nuevo Rumbo de esta arquidiócesis. Sobre el primero ha señalado que se trata de un proyecto de vieja data que “está andando” en los terrenos del seminario menor – barrio Prado Veraniego al norte de la ciudad– colindante con la parroquia Santo Tomás Becket.
No obstante, el purpurado ha observado que por estar vinculado con un desarrollo inmobiliario, el proyecto “no tendrá una ejecución inmediata” por lo que pudiera tomarse un tiempo.
“Es difícil creer lo complejo que ha sido llevar este proyecto a cabo. El tema ni siquiera encuentra sus mayores obstáculos en lo económico, porque, si Dios quiere, habrá recursos disponibles”, apuntó.
De hecho, ha cuestionado que haya algunas trabas también por “una cierta mentalidad un poco paralizante dentro del mismo clero, lo mismo que de un cierto escepticismo en todo lo que atañe al interés de los sacerdotes por su propio bienestar”.
Dinamismo misionero
El cardenal Rueda en las calles de Bogotá. Foto: Noticias Caracol
El gran segundo sueño del cardenal Rueda es imprimir mayor dinamismo misionero a Bogotá. Estar a tono “con los ideales del Evangelio con el mandato de ir a predicar el Reino de Dios a todas las gentes” en comunión con el papa Francisco.
El cardenal aseguró que en Bogotá “cuentan por centenares” ministros, catequistas, líderes, equipos de pastoral, proclamadores, pero ha lanzado esta pregunta: ¿todos se están desempeñando como misioneros, como personas que están tomado el riesgo de ir a anunciar el Evangelio donde no se ha ido?
Sin duda, quiere dar una vuelta de tuerca a la acción evangelizadora que lleve a las escuelas, veredas de municipios rurales de esta ciudad, barrios, a dar ese ímpetu misionero a las periferias. Espera entonces contar con el apoyo y compromiso de todo el cuerpo eclesial.
Destacó la encomiable labor de laicos en el trabajo misionero tales como los retiros de Emaús, los retiros de jóvenes, las comunidades neocatecumenales. Admitió también que en las parroquias hay una incesante acción litúrgica con lo cual “la evangelización goza siempre de atención cotidiana”.
Aún así ha señalado que los bogotanos deben reanimar su fe y “en, no pocos casos, está por ser iniciada en los misterios de la fe. Menudo reto para la Arquidiócesis de Bogotá”, finalizó.
