Cardenal Cristóbal López Romero
Cardenal arzobispo de Rabat

“Que me dé un pastel de nata”


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Desde 1973 a 1984, trabajé profesional o pastoralmente en el barrio gitano de La Perona, en Barcelona. Decir que era un barrio pobre sería poca cosa; en él se acumulaban todas las miserias humanas: físicas, materiales, económicas, sociales, culturales y espirituales.



Con Nati, una catequista que vivía entre ellos, nos propusimos visitar las casas que quisieran recibirnos para escuchar juntos la Palabra de Dios, rezar y compartir un momento de amistad y de fraternidad.

En casa de una señora de la familia del ‘Pinchauvas’ todo se pasó bien. En el momento de hacer oraciones de petición, los adultos pidieron por la salud de toda la familia, para que todos los gitanos tuviesen trabajo, para que haya paz en el mundo, etc.

Pero una de las hijas, de unos 6 años, dijo: “Que me dé un pastel de nata”, provocando la risa de casi todos los presentes. Nati quiso arreglarlo y dijo: “No hay que reírse, la niña ha pedido que no nos falte de nada”.

Pero la pequeña, al escuchar el “arreglo” de Nati, se ratificó en el tema enfáticamente diciendo: “No, no: que me dé un pastel de nata”.

Fue la ocasión para hacer una pequeña catequesis a la niña y a todos sobre lo que convenía pedir y no pedir a Dios en la oración. Catequesis ocasional y antropológica que se llama a la enseñanza que responde a un momento y a una situación de la persona, más allá del programa de contenidos ordenado y metódico de los catecismos.

Catequesis antropológica

San Pablo no habló de la Eucaristía a los Corintios (1 Cor 11, 17-34) porque tocaba en su programa de formación, sino porque había un problema en la comunidad, una división entre los que comían hasta hartarse y los que pasaban hambre. E ilumina la situación hablando de la Eucaristía. Nuestra catequesis ganaría mucho si fuese un poco más antropológica (centrada en la persona y sus necesidades) y un poco menos sistemática (centrada en la doctrina y los contenidos del programa).

Pero lo mejor de aquella catequesis vino al día siguiente. La niña tuvo su pastel de nata, porque la mamá se lo compró. Dios respondió a la niña… a través de su madre, que tuvo la inteligencia de prestarle a Dios su persona para que Él actuase a través de ella.

¿Le prestas la tuya para que Dios siga repartiendo pasteles de nata?

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