Tribuna

La Doctrina Social de la Iglesia era esto

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Los movimientos populares, en los cinco continentes de nuestro planeta, reúnen a trabajadores precarios, pobres, inmersos en la economía informal, desprotegidos y excluidos, con el objetivo de que tomen las riendas de su destino, alcen la voz desde las periferias y aporten su caudal de entrega y creatividad.



Son cartoneros recicladores, costureras a distancia, campesinos sin tierra, personas sin casa, vendedores ambulantes, empleadas domésticas, personas migrantes… que persiguen, unidos y organizados, un “sueño compartido”: un mundo que priorice la vida y el respeto a la Casa común.

Ya son cuatro los encuentros mantenidos en los último siete años, con el papa Francisco, que no oculta la alegría y el honor que le produce poder participar en estas reuniones. Su constante cercanía a estas realidades sociales –que ya cultivó siendo arzobispo de Buenos Aires– da idea de la importancia que concede a estos “poetas sociales” y “samaritanos colectivos” capaces de sostener la esperanza en medio de grandes carencias y de su decidida voluntad de acompañarlos, escucharles y animarles a desarrollar sus luchas y sus respuestas a esta “economía del descarte”.

Este año, la omnipresente pandemia ha obligado a celebrar el IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares de manera virtual en dos sesiones. La de julio sirvió para compartir el brutal impacto que el COVID-19 ha supuesto en la vida de millones de personas y familias que no obtienen ingresos si no salen a trabajar, que viven al día y sin acceso a la protección social pública y, sobre todo, la necesidad de cambiar las prioridades sociales hacia el buen vivir del planeta y de las personas, como respuesta a la llamada de Francisco de “salir mejores” de la crisis desatada por la pandemia.

Solidaridad organizada

La sesión final de octubre llegó precedida de un arduo trabajo de coordinación previo. Se ha consensuado el documento de síntesis ¡Salvemos a la humanidad y al planeta!, entregado al Pontífice, con sus propuestas. También se proyectó el documental La fuerza del nosotros, en el que se recogen las diversas luchas y respuestas de emergencia que en cada lugar se han puesto en marcha, como prácticas fehacientes de la solidaridad organizada.

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