Enrique Lluc
Doctor en Ciencias Económicas

Dar frutos en lugar de tener éxito


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Porque hay una alternativa, creo que mucho más sabia, que la de buscar el éxito: me refiero a intentar dar frutos, a pretender ser fructífero. Evidentemente, es una alternativa totalmente contraria a lo propugnado por nuestro paradigma economicista porque el fruto es para los otros, no para nosotros mismos. Buscar ser fructífero es ofrecer sin esperar recibir después. Es un camino de cultivarse para ser fértil y, la fertilidad es siempre para el otro, para ofrecerla a los demás.



Las características de esta manera de plantear nuestro día a día son precisamente las contrarias de las del éxito. Bucar ser fructífero es una actitud de vida a largo plazo, centrada en los demás y que produce paz interior. Se trata de una opción que no tiene final, que tiene una aspiración a lo infinito, a lo inacabado, porque un árbol da frutos un año, pero también los da el siguiente, y el otro, y otro más… Y como las viñas, las plantas más antiguas son las que dan un fruto mejor, porque siempre podemos ofrecer una buena cosecha y mejorarla.

Se trata de una labor a largo plazo que está hecha para los demás. El árbol, la vid, no da sus frutos para sí mismo, no está proclamando a unos y a otros cuáles son sus éxitos y la calidad de sus frutos. Simplemente los tiene colgados a la vista de todos, para que quien quiera los tome y los saboree. El fruto es para los demás, la planta no obliga a nadie a que lo tome, no tiene que hablar de ellos, simplemente los deja a la vista de los demás y los ofrece para quien quiera cogerlos y saborearlos.

Para ello es necesario regar la planta, abonarla, podarla, cuidarla, darle cariño, hacer que crezca fuerte y sana, que sea capaz de dar frutos sabrosos que puedan ser degustados por quienes están alrededor. Por ello quien busca dar frutos encuentra la tranquilidad, la paz interior y la vida plena que son la base de unos buenos frutos para los demás. Y se da así aquello que ya decía Maro Tulio Cicerón: “Los hombres son como los vinos: la edad agria los malos y mejora los buenos”.

Sociedad fructífera

Cabe que nos preguntemos qué clase de sociedad queremos conseguir. Una que esté llena de personas que quieran tener éxito u otra llena de personas que busquen dar frutos. Yo lo tengo claro, prefiero una sociedad de cantantes cuyo fruto sea una música que nos deleite, de médicos que busquen ofrecer sus conocimientos para curar a las personas, de abogados que ofrezcan su saber para ayudar a quienes lo necesiten y que busquen la justicia, de políticos que ofrezcan su trabajo para que sus frutos puedan ser aprovechados por la sociedad, etc.

Creo que la apuesta es clara, precisamos de personas que den fruto, que aspiren a ser fructíferas, que ofrezcan lo que tienen a los demás, que se rieguen que se cuiden para dar frutos abundantes, que escuchen al espíritu que hay en ellas para poder llegar mucho más allá.