Flor María Ramírez
Licenciada en Relaciones Internacionales por el Colegio de México

Inspirar el futuro con la juventud


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Uno de los mayores  retos en momentos de crisis es inspirar un futuro alentador principalmente a los jóvenes. Pastoralmente ¿cómo ofrecer esperanza a una juventud que está siendo afectada?



El panorama de la juventud es por demás complicado en los años venideros. Muchos que ya habían ganado cierta independencia económica han visto difuminada la posibilidad de seguir creciendo profesionalmente, simplemente porque han perdido el trabajo o porque la creación de empleos para los jóvenes recién graduados se recupera muy lentamente. La protección de los derechos de la juventud y su garantía es un reto per se para los tomadores de decisiones.

Estamos viviendo una ola de protestas que están protagonizadas por los jóvenes en Colombia, a quienes les une el desencanto, el rechazo a la clase política y un profundo malestar frente a las medidas tomadas por el Gobierno. Y es que la clase política sigue fallando a la juventud para asegurar la participación efectiva en espacios que les permitan ocuparse de los asuntos que son de interés colectivo e involucrarse de forma directa en acciones a favor del desarrollo sostenible.

Alianza para la Movilización de la Juventud

La misma Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido consciente del impacto que ha dejado la pandemia que ha impulsado una alianza para la Movilización de la Juventud para trabajar en soluciones que mitiguen los efectos que ha dejado la pandemia en las nuevas generaciones. Desde la interrupción de los estudios y la pérdida de empleo hasta el estrés y problemas de salud mental. Esta iniciativa de Movilización de la Juventud Mundial apoyará a los jóvenes para superar los problemas creados por la pandemia de Covid-19.

El papa Francisco  ha puesto  a pensar a los jóvenes  sobre la economía y el futuro a través de la iniciativa “Economy of Francesco” que se anticipa como la construcción de un capital espiritual mundial que la economía necesita desesperadamente. El papa Francisco propone a los jóvenes un pacto, les dice que «Es tiempo, queridos jóvenes economistas, emprendedores, trabajadores y empresarios, de arriesgarse a propiciar y estimular modelos de desarrollo, progreso y sustentabilidad donde las personas, pero especialmente los excluidos —en los que incluyo la hermana tierra— dejen de ser, en el mejor de los casos, una presencia meramente nominal, técnica o funcional, para transformarse en protagonistas de sus vidas como del entero entramado social (…)”. [1]

La propuesta de la Economía de Francisco es por demás atractiva porque no se trata de dictar a los jóvenes una serie de consejos sobre el futuro, sino de invitarlos a forjarlo. Interpela el estilo de vida presente y futuro que ha llevado al deterioro de la Casa Común. Se trata de configurar el futuro tras una reflexión de que algo anda mal, la nueva normalidad tiene que ser mejor. Si bien esta iniciativa surgió como un evento, se ha detonado un proceso que cuyo crecimiento depende del compromiso y la convicción de quienes hacen pastoral y se decidan a probar un nuevo enfoque, moviéndose a una dinámica de diálogo generativo que se guíe por la fabulosa Historia de la Redención.

 

[1] Citado en Revista Ciudad Nueva.