¿Debemos estar alejados de los demás?


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La maldita pandemia, que ya llevamos padeciendo prácticamente durante un año, nos ha traído, entre otras cosas, la obsesión por no tocarnos, aunque, cuando nos descuidamos, ahí estamos todos apelotonados, por ejemplo, en los transportes. “Distancia social” lo llaman; indebidamente, en mi opinión, porque lo que debería establecerse es una distancia física, nunca social.



En todo caso, el hecho es que esta situación me ha traído a la memoria algunas actuaciones de Jesús que vemos en los evangelios. Por ejemplo, esta: “Se le acerca un leproso, suplicándole de rodillas: ‘Si quieres, puedes limpiarme’. Compadecido, [Jesús] extendió la mano y lo tocó, diciendo: ‘Quiero: queda limpio’. La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio” (Mc 1,40-42).

Como se ha subrayado muchas veces, tan importante como el “prodigio” de la curación en sí, si no más, es el del gesto de Jesús de tocar al leproso, habida cuenta de que, en aquella sociedad, la lepra –sea lo que sea lo que indique ese término– llevaba aparejada la exclusión social, hasta el punto de que el leproso debía residir fuera de lugares habitados: “El enfermo de lepra andará con la ropa rasgada y la cabellera desgreñada, con la barba tapada y gritando: ‘¡Impuro, impuro!’ Mientras le dure la afección, seguirá siendo impuro. Es impuro y vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento” (Lv 13,45-46).

Cerca socialmente

Según el pensamiento de la época, tocando al leproso, Jesús contrae su misma impureza (por eso, el episodio narrado por Marcos acaba diciendo: “Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes” [1,45]). Sin embargo, lo que manifiesta el evangelio es que sucede justo lo contrario: no solo que Jesús no se impurifica, sino que transmite al leproso la “salud” (recuérdese que, en latín, la ‘salus’ es a la vez la salud, el bienestar físico, la seguridad y la salvación).

Las normas de salud nos piden mantener distancia física con los demás para evitar contagios, pero eso no significa que debamos estar lejos de ellos socialmente. De una forma u otra, hay mucho bien que podemos “contagiar”.