José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Machismo con alzacuellos


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MIÉRCOLES 24. Le ha caído un marrón. De los buenos. Lo sabe. Y lo abraza. Como hombre fiel y prudente. Servidor. Para otro sería un caramelo con el que relamerse o la antesala de una mitra. A él ni le engaña el envoltorio ni la concentración de azúcares añadidos. Porque sabe que detrás se encuentran los sinsabores de cada decisión tomada.

JUEVES 25. Celebrar. Siempre hay motivos. Pero no siempre se expresa cómo se merece. En tiempos de sequía, descorchar podría parecer un agravio. No se confundan. Que ahí está el perfume derramado. Y el vino que no faltó en Caná. Que somos del grupo que se instituyó en una cena. Eso sí, una cena para todos. Hoy toca celebrar. Hay razones. La rutina. Albariño y empanada. De la de casa. De corazón.

DOMINGO 28. Sermón. Casulla impecable. Tono meloso. Busca explicar a sus fieles qué es la providencia. Providencia, según este presbítero, es irte a vivir a una ciudad extranjera y que unas señoras de la parroquia se ofrezcan para lavarte y plancharte la ropa. Providencia, para este avezado pastor, es que te topes con una comunidad religiosa y te sienten a su mesa cada día desde la gratuidad. ¿Por qué lo llama providencia cuando en realidad es cara dura? Y un aderezo de machismo con alzacuellos que, como arma arrojadiza, desestabilizaría el arco de seguridad de cualquier aeropuerto.

LUNES 29. Miope. Con o sin gafas. Pero con la agudeza justa para distinguir el hábito de una misionera de la Caridad por la calle Diego de León. No suelo dejarme caer por el barrio. Elena tampoco. Entre otras cosas porque está destinada en Ciudad del Cabo y no nos veíamos desde que coincidimos en el cónclave porque ella se formaba en Roma. Toda la adolescencia compartida entre campamentos, convivencias, pascuas… Caminos que se bifurcan por la vocación y que se cruzan de nuevo por casualidades de la vida. ¿O esto sí que es providencia? Da igual el término. Lo que importa es el abrazo.

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