¿Por qué el Papa no menciona a Daniel en ‘Christus vivit’?


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Me ha sorprendido que en la última Exhortación apostólica postsinodal, ‘Christus vivit’, el papa Francisco no mencione entre los “jóvenes” del Antiguo Testamento, esgrimidos como modelos, a Daniel. En efecto, entre los números 6 al 11 de la Exhortación, Francisco menciona a José, Gedeón, Samuel, David, Salomón, Jeremías, la esclava judía de Naamán el sirio y Rut.

Sin querer enmendarle la plana a nadie –y menos aún al Papa–, a mi modo de ver habría sido muy oportuna la mención de Daniel en este contexto, habida cuenta de que este joven “sabio” se va a enfrentar a dos jueces no solo ancianos, sino también corruptos.

Es verdad que este “joven” Daniel aparece en uno de los añadidos griegos del libro bíblico de Daniel, considerados como Escritura solo por las tradiciones católica y ortodoxa, y por tanto ausente de las Biblias judía y protestante. Concretamente, en el episodio de Susana y los viejos verdes (Dn 13).

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Como se recordará, Susana es el oscuro objeto de deseo de dos ancianos, elegidos ese mismo año como jueces de Israel. Ambos denuncian falsamente a Susana de adulterio, y por eso va a ser ajusticiada. Entonces levanta su voz un muchacho (neôteros), que con sagacidad logra poner al descubierto el plan de los ancianos y salvar así la vida de la mujer.

Lo llamativo es el planteamiento de que sea precisamente un joven el verdadero sabio y justo frente a dos ancianos malvados, cuando en la antigüedad bíblica –la Biblia es un libro antiguo, no viejo– la sabiduría es patrimonio de los ancianos, ya que son ellos los que poseen la experiencia y, por tanto, la capacidad para juzgar.

Así pues, este Daniel es presentado como un personaje contracultural, casi subversivo, ya que choca frontalmente con el modelo bíblico tradicional de justicia y sabiduría. Por eso, y aunque no haya sido incluido en la nómina de jóvenes veterotestamentarios de ‘Christus vivit’, sería bueno tenerlo presente y no echarlo en el olvido.