Redactor de Vida Nueva Digital y de la revista Vida Nueva

¿Por qué Francisco quiere visitar Sudán del Sur?


Compartir

La visita

Nada más acabar sus Ejercicios Espirituales, el papa Francisco ha recibido al presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir Mayardit. Ha sido su primera audiencia oficial en la agenda pública del Pontífice tras estos días de desconexión junto al lago Albano, a las afueras de Roma. Podría parecer una visita de un jefe de estado más al Vaticano, con su correspondiente ronda de saludos al cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, con su consejero habitual en estas citas, el obispos Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados.

La habitual cordialidad y serenidad diplomática se la ha saltado, una vez más, el propio Francisco. El comunicado oficial vaticano rebasaba la habitual plantilla de estas citas políticas añadiendo un último párrafo sorpresivo: “Su Santidad ha expresado el deseo de que se verifiquen las condiciones para su posible visita a Sudán del Sur, como signo de cercanía a la población y aliento al proceso de paz”.

El papa Francisco con el presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir Mayardit en el Palacio Apostólico.

Francisco, el Papa que ha esquivado determinados viajes clásicos de los últimos pontífices evidencia una nueva periferia africana a la que acudir a consolar al pueblo. Una gente que lleva 5 años en guerra y que ha visto cómo la violencia ha acabado prácticamente con una generación ya que el conflicto ya ha dejado 400.000 muertos. Eso sí, aunque la ONU promovió una acuerdo de paz a finales de 2018, Francisco todavía deberá esperar a que se den esas “condiciones” en una tierra que tiene pendiente el regreso de los desplazados y refugiados debido a la contienda como base para la reconstrucción nacional.

El último país

La juventud de Sudán del Sur como país –ya que es el último en crearse, tras un referéndum de autodeterminación en 2011– hace que ni siquiera tenga un nombre que le dé entidad propia sin referirse a su vecino del norte que es simplemente Sudán. Complejos giros históricos fueron haciendo Sudán que al norte era de mayoría musulmana y al sur se fueron agrupando las diferentes etnias no árabes –autóctonas del entorno del amplio Nilo– de religión cristiana o animistas.

El régimen islamista que se fue imponiendo en el norte precipitó la necesidad de la independencia pero esta no logró calmar las desconfianzas entre los grupos étnicos del país que comenzaron a pelearse por el uso de los limitados recursos de la región –a pesar de la existencia de petróleo en la zona–. Una guerra que comenzaron personificando el propio presidente, Salva Kiir, y su antiguo vicepresidente, Riek Machar.

Además de las muertes, los 4 millones de desplazados en un país de 12 millones de habitantes… el conflicto ha dejado una crisis humanitaria que lo ha colocado en todas las alertas internacionales sobre desarrollo. La pacificación solo es el primer paso para la reconstrucción del país. Pero, sobre todo, para el cambio de mentalidad hacia la integración y el mestizaje de las distintas etnias.

Los cristianos

Francisco con su presencia daría un espaldarazo definitivo al proceso de paz y además, sin medias tintas, le recordaría su papel reconciliador a la comunidad cristiana local –más allá de la división racial–. La tradicional comunidad copta, ahora tan conectada con Francisco gracias a Tawadros II y el frente común ante las persecuciones cristianas, puede encontrar también caminos pacificadores basados en el encuentro y en el ejemplo del mismo Jesús de Nazaret.

Ahora los católicos han superado a los coptos en cifras. Además ha crecido algo la presencia de protestantes y anglicanos… aunque los datos de la guerra han sido devastadores para todas las comunidades religiosas. También este ecumenismo de la sangre está por desarrollar.

Toca mirar hacia delante. Tal vez sea un buen momento para recordar a un gran misionero que creyó en el futuro de África, san Daniel Comboni que murió de una grave enfermedad a los 50 años en Jartum, la capital de Sudán. Sigue siendo una consigna de futuro el “África o la muerte”. ¿Cuándo dejarán paso las muertes provocadas al despliegue del potencial africano? Francisco está empeñado en poner su granito de arena.