La Iglesia siciliana pide ayuda al Papa para acabar con la “cultura del rechazo” a los inmigrantes

  • El arzobispo de Messina lamenta que se esté perdiendo el “valor típico” de la acogida por motivos “electorales”
  • Francisco visitará la isla el 15 de septiembre en el 25 aniversario del asesinato del sacerdote Pino Puglisi

Faltan menos de dos semanas para el viaje que el papa Francisco realizará a Sicilia, donde el 15 de septiembre visitará las localidades de Piazza Armerina y Palermo, y la Iglesia local se prepara para este evento que coincide con el 25 aniversario de la muerte a manos de la mafia del sacerdote Pino Puglisi. Beatificado en 2013 y considerado el primer mártir asesinado por la Cosa Nostra, a Puglisi le costó la vida hacerle frente a los capos que controlaban el conflictivo barrio palermitano de Brancaccio donde se encuentra la iglesia San Gaetano de la que era párroco. Francisco visitará el templo y también la casa que recuerda la figura del beato.

En su viaje de un día a Sicilia, Jorge Mario Bergoglio mantendrá un encuentro con los representantes de esas periferias a las que tantas veces hace referencia. Será en la Misión de Esperanza y Caridad, una institución católica volcada con los pobres, donde almorzará con un grupo de desfavorecidos, presos e inmigrantes.

El típico valor de la acogida

Son estos últimos objeto de atención por parte de la Iglesia local debido a que los puertos sicilianos se han convertido en el lugar habitual donde desembarcan los desplazados salvados en el Mediterráneo central. El arzobispo de Messina, Giovanni Accolla, ha aprovechado la inminente visita pontificia para hacer un llamamiento al Papa sobre la inmigración de manera que pueda conseguirse acabar con la “cultura del rechazo” y aumentar la de “la acogida”. Accolla consideró que esta última es un “valor típico” del pueblo siciliano, aunque ahora los “consensos electorales” vayan en la dirección contraria.

En la mayor isla del Mediterráneo la cuestión migratoria se ha convertido en uno de los principales temas de preocupación social, especialmente después de que el ministro del Interior, Matteo Salvini, líder de la Liga, impidiera durante diez días que desembarcaran en el puerto de Catania a los 139 inmigrantes retenidos en la patrullera ‘Diciotti’ de la Guardia Costera. La actitud de Salvini fue contestada por los cientos de manifestantes que se congregaron en los muelles ofreciendo a los desplazados ‘arancini’, una delicia culinaria siciliana.

Al final los extranjeros pudieron tocar tierra gracias a que la Iglesia italiana se comprometió a hacerse cargo de un centenar de ellos, que fueron acogidos inicialmente en Rocca di Papa, una localidad cercana a Roma. Irlanda y Albania se ofrecieron para albergar a los 39 inmigrantes restantes.

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