El purpurado preside la clausura del jubileo en Barcelona, que coincide con el broche final del plan pastoral de los últimos ocho años
El cardenal Omella, en la catedral de Barcelona
El cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, presidió este domingo la eucaristía de clausura del Año Jubilar de la Esperanza, que en el caso de la archidiócesis catalana también sirvió como broche al Plan Pastoral de los últimos ocho años que ha tenido como lema ‘¡Salimos!’. Desde la catedral, el purpurado se dirigió a los fieles de los diferentes arciprestazgos en una misa que concelebró con los obispos auxiliares David Abadías y Javier Vilanova.
“La Iglesia no está llamada a promover familias perfectas, sino familias humanas, habitables y fieles, con el corazón abierto a Dios y capaces de hacer del Evangelio vida cotidiana”, expuso Omella en la homilía en la jornada en la que también se celebra la Sagrada Familia.
En esta misma línea, llamó a los padres y madres a cuidar las relaciones con sus hijos desde una máxima: “Los hijos no son una propiedad sino un don recibido”. Desde ahí, los invitó a educar en la libertad, el respeto y el amor, alejando la tentación de proyectar expectativas propias. De la misma manera, alertó de las posibles tensiones que se pueden generar en los hogares si no se vive desde la apertura y la aceptación.
Al margen de esta cuestión, el cardenal destacó que la clausura del jubileo y del plan pastoral, lejos de ser un cierre, es un envío para ser esperanza, no desde un concepto abstracto, sino teniendo a Jesús encarnado como eje.
De hecho, apuntó que tras estos dos acontecimientos, la vida eclesial y personal de los presentes no puede ser “como antes”: “Si después de este tiempo seguimos viviendo igual, algo se nos ha escapado”. “La puerta jubilar se cierra, pero la Iglesia no puede vivir con las puertas cerradas”, enfatizó.
Para rematar el camino sinodal abierto y la reestructuración pastoral emprendida en la Archidiócesis, en el marco de la eucaristía se repartió a los agentes de pastoral presentes un marcapáginas con el lema ‘¡Salimos!’ que incluía una semilla, como signo de lo mucho que queda por sembrar. “Hoy cerramos un plan pastoral, pero no cerramos el impulso misionero”, aclaró el cardenal.
