Cono Sur

Para esta Navidad, los Obispos chilenos llaman a acoger sin prejuicios

| 24/12/2025 - 08:00

En su mensaje de Navidad urgen a volver la mirada hacia quienes hoy no encuentran sitio en nuestra sociedad





Un mensaje de Navidad con el título “Jesús nacido nos interpela: Ser hogar que acoge sin prejuicios” difundió el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile. Lo inician recordando la experiencia de José y María, en Belén, buscando posada. “Este acontecimiento no es solo un recuerdo del pasado, sino una invitación presente a reconocer que Dios elige la fragilidad para manifestar su gloria”, dicen los obispos.



Agregan que “En el nacimiento de Jesús, contemplamos el misterio del Emanuel, Dios-con-nosotros, que viene a habitar nuestras periferias y a recordarnos que la luz de la salvación brilla con más fuerza allí donde la hospitalidad se hace vida”.

A continuación, invitan a volver la mirada a “quienes hoy, al igual que la Sagrada Familia, no encuentran sitio en nuestra sociedad. El Emanuel se manifiesta especialmente en los pobres, los marginados y en los hermanos migrantes que buscan un lugar donde la vida sea protegida y valorada”.

Precisan que, “como Iglesia en Chile, estamos llamados a ser ese hogar que acoge sin prejuicios, comprendiendo que cuando abrimos la puerta al forastero o al necesitado, es a Cristo mismo a quien ofrecemos posada, dignidad y esperanza”, completa el mensaje de los obispos.

Construir una mesa sin excluidos

Luego de recordar que “la Navidad es el regalo gratuito de la salvación” en la que Jesús viene a transformarnos para que “nos reconozcamos verdaderamente como hijos de un mismo Padre y, por tanto, hermanos entre nosotros”, los obispos indican el sentido profundo de la Navidad que “no reside en lo material, sino en la alegría de sabernos amados por Dios que se hace uno de nosotros para restaurar nuestra dignidad y llamarnos a construir una mesa donde nadie se sienta excluido”.

Los obispos invitan “a vivir estos días en un clima sereno, de oración y fraternidad, acompañando especialmente a quienes viven en soledad o abandono en nuestro alrededor”.

Concluyen pidiendo “que la paz del recién nacido inunde nuestras vidas y que, siguiendo el ejemplo de José y María, sepamos actuar con generosidad para que el Salvador encuentre siempre en nuestra tierra un lugar donde nacer y habitar”.

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