Los obispos de México dirigieron un mensaje a los feligreses por la Navidad 2025: “A ustedes, familias mexicanas que enfrentan tantas tormentas e incertidumbres, les decimos en esta Navidad: miren nuevamente al pesebre. Ahí está la respuesta que Dios nos ofrece. El amor sencillo, fiel y cotidiano, es más fuerte que cualquier amenaza”.
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La Conferencia del Episcopado Mexicano deseó “que en la Nochebuena y el día de Navidad dejemos que la presencia de Cristo ilumine nuestro corazón herido por la discordia y el Niño de Belén nos recuerde que somos profundamente amados por nuestro Dios y que nunca nos abandona en medio de nuestros anhelos y sufrimientos”.
Para los obispos, “aquí está la orientación definitiva de nuestra vida, hacer lo que Cristo nos pide: Amar a Dios poniendo en Él toda nuestra confianza; vivir como hermanos superando toda confrontación; buscar la verdad y realizar el bien alejándonos de la mentira y el mal. No hay otro camino”.
La familia: el santuario que Dios eligió para hacerse presente
Explicaron: “Este es el misterio y la gloria de nuestra fe: Dios se hace pequeño para hacernos grandes. Dios se hace vulnerable para sanar lo que en nosotros está roto, Dios se hace cercano para que nosotros seamos hermanos. José y María, en su pobreza, en su camino incierto hacia Belén, en su búsqueda de posada, nos revelan algo esencial: la familia es el santuario que Dios eligió para hacerse presente en la historia, la familia es el lugar sagrado donde la vida se comunica, se recibe y se ama”.
“Contemplamos en José, al hombre justo que protege la vida, que trabaja con sus manos y que se levanta para poner a salvo a los suyos. Contemplamos en María, a la madre que guarda todo en su corazón, que canta el Magnificat, es decir, la alabanza a Dios que está siempre presente para quien lo busca con un corazón sencillo. Contemplamos a Jesús el Hijo, que con su presencia santifica los lazos más sencillos y sólidos del amor humano“, añadieron los obispos.
“Busquemos juntos los caminos de paz y reconciliación”
Clamaron para que el Niño de Belén “renueve su presencia esta Nochebuena en sus corazones. Que la Sagrada Familia bendiga sus hogares y los convierta en santuarios de la vida y de la fe. Que busquemos juntos los caminos de paz y reconciliación que México necesita. A ustedes familias, que resisten las adversidades de cada día con amor; a ustedes jóvenes, que buscan luz en medio de la oscuridad; a ustedes que llevan el peso de la enfermedad, de la soledad o el destierro; a ustedes hermanos migrantes, cuyo rostro es el rostro de Cristo peregrino; a todos les decimos con san Pablo ‘La esperanza no defrauda porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones’ (Rom 5,5)”.
Para el año nuevo 2026, los obispos desearon que sea un año de gracia, “que sigamos construyendo, piedra sobre piedra, esa ‘Casita Sagrada’ que María pidió en el Tepeyac: para que seamos un México donde Dios sea ensalzado, donde su amor sea puesto de manifiesto, donde cada hijo suyo encuentre un hogar”.
Recordaron que la Iglesia en México se acerca al V Centenario del Acontecimiento Guadalupano a realizarse en 2031: “Ustedes, nosotros, somos la generación que prepara este Jubileo, que renueva la fe, que reconstruye con paciencia el tejido herido de nuestra patria. La Novena Intercontinental Guadalupana y nuestra pastoral bajo el lema ‘Una Tilma, Un Corazón’ son instrumentos para este camino. María guarda nuestra historia en su corazón, con su mirada nos comunica el Evangelio de la salvación para que lo llevemos a la vida en todo lo que somos y realizamos”.
“Jóvenes de México: María camina con ustedes”
El Episcopado hizo referencia a la reciente súplica del papa León XIV en la solemnidad de la Virgen de Guadalupe: “resuena con urgencia en estos momentos de nuestra patria: ‘Acompaña, Madre, a los más jóvenes, para que obtengan de Cristo la fuerza para elegir el bien y el valor para mantenerse firmes en la fe. Aparta de ellos las amenazas del crimen, de las adicciones y del peligro de una vida sin sentido’. Jóvenes de México: María, nuestra madre espiritual camina con ustedes y los conduce siempre hacia Cristo: ‘Allí donde llega la Buena noticia, todo se vuelve bello, todo recupera la salud, todo se renueva’”.
El Pontífice pidió a la Virgen: “Enseña a las naciones que quieren ser hijas tuyas a no dividir el mundo en bandos irreconciliables, a no permitir que el odio marque su historia ni que la mentira escriba su memoria”.
Para los obispos, México necesita esta gracia: “La reconciliación no es debilidad; es la fortaleza de quienes saben que solo el amor construye. En este año que comienza se cumple un siglo desde que muchos hermanos nuestros comenzaron a sellar con su sangre la confesión de fe: ‘¡Viva Cristo Rey!’ No era un grito de guerra, sino de amor. Amor a Cristo, amor a la libertad religiosa, amor a una patria donde se pueda vivir la fe sin temor”.