Los cuatro sectores más pobres de Bogotá han vivido esta jornada misionera en la que han atendido a 2.500 personas en situación de vulnerabilidad
Cardenal Rueda
Los cuatro sectores más vulnerables de Bogotá, capital de Colombia, han vivido la jornada misionera “Navidad jubilar en las periferias”. Se trata de los barrios Las Cruces, San Bernardo, Santa Fe y la zona de tolerancia del barrio Siete de Agosto.
El cardenal Luis José Rueda, arzobispo de esta ciudad y primado de Colombia, encabezó esta jornada, cuyo objetivo fue ser expresión de una Iglesia en salida, cercana y comprometida con el cuidado de la dignidad humana.
La Coordinación arquidiocesana para el cuidado de la dignidad organizó este evento y logró llegar a 2.500 personas en situación de vulnerabilidad: habitantes de calle, adultos mayores en abandono, cartoneros, recicladores, migrantes, prostitutas, entre otras ciudadanías callejeras.
Rueda ha sacado a toda su maquinaria evangelizadora y el clero en pleno acompañó esta jornada misionera, incluidos sus tres auxiliares Alejandro Díaz, Edwin Vanegas y Germán Barbosa, junto a más de 500 voluntarios. Quieren cerrar el jubileo por lo alto.
“No podía cerrarse sin encontrarnos con nuestros hermanos de la calle, con quienes habitan las periferias territoriales y existenciales de la ciudad”, indicó Jorge Arias, coordinador arquidiocesano para el cuidado de la dignidad humana.
Arias ha destacado que con esta jornada misionera de Navidad quieren que estas periferias “experimenten que la Iglesia los ama, que son importantes y que no están olvidados”.
“Es una manera gozosa de celebrar la Navidad y, al mismo tiempo, de culminar este Año Santo desde la experiencia concreta del encuentro; compartiendo con ellos un abrazo, una sonrisa, un alimento caliente y, sobre todo, reiterándoles que Dios los ama infinitamente”, añadió.
Asimismo el sacerdote destacó la respuesta positiva del laicado, que “ha comprendido que la fe es concreta y se traduce en acción”. Es compartir la Eucaristía con los más pobres, “hoy vemos un verdadero ejército de samaritanos de esperanza en la arquidiócesis”, dijo.
Manuel Mora, párroco del sector del Siete de Agosto, ha rescatado el significado de esta jornada para esta zona con profundas brechas sociales, por lo que “refleja la preocupación constante del cardenal y de la Arquidiócesis por los más pobres”.
Además ha indicado que aún tienen desafíos muy grandes en esta materia. Desde su parroquia atienden a habitantes de calle y a mujeres en situación de prostitución, que “hacen parte de un proceso pastoral permanente”.
“Se trata de responder desde el Evangelio, con una mirada misericordiosa, cercana y efectiva, que ayude a transformar estas realidades”, apuntó.
Es una labor no solo material, sino espiritual, con un acompañamiento sistemático que “no son sólo territoriales, sino también humanas, porque hoy vivimos un momento fuerte en torno a la Navidad, pero este trabajo se realiza durante todo el año”.
Es que la espiritualidad del buen Samaritano “no es tema de un momento”. Desde la arquidiócesis “venimos desarrollándola desde hace varios años”, explicó Ricardo Pulido, vicario episcopal de la Diaconía para el Desarrollo Humano Integral.
Esta consiste en seguir haciendo una presencia continua para que “estas personas sientan que la iglesia no las abandona, que camina junto a ellas y siempre serán acogidas; que se detendrá a escucharlas, a ayudarlas, a acompañarlas en el crecimiento de la vida”.