El Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF) dispuso dejar sin efecto las sanciones de restricción al ejercicio del ministerio y la expulsión de la Compañía de Jesús impuestas, en mayo de 2024, al jesuita Felipe Berríos, en respuesta a su apelación. La información fue entregada en un comunicado de la Compañía donde afirma que ese Dicasterio declaró no tener “suficiente certeza moral sobre la comisión de los delitos denunciados” contra el sacerdote.
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El comunicado de la Compañía de Jesús agrega que “respeta la decisión del DDF y la ejecutará íntegramente. Sin embargo, teniendo presentes los antecedentes recopilados en la Investigación Previa y en el Proceso Administrativo Penal, la Compañía de Jesús ha decidido iniciar un proceso de reparación con cada una de las ocho personas que hicieron las denuncias y ha impuesto al P. Berríos medidas disciplinarias respecto a su estilo de vida y actividad apostólica como presbítero jesuita”.
Fuentes de los jesuitas comentan que, si bien la orden religiosa acata y no cuestiona la decisión del DDF, mediante sus investigaciones llegó a una conclusión distinta, lo que justificaría las medidas disciplinarias e incluso el proceso de reparación anunciado para las denunciantes. Esto último, agregan, es una señal de que la institución reconoce daño causado.
Consultado por periodistas, Berríos dijo que “si tanto la justicia ordinaria, dos veces, y la justicia canónica han declarado mi inocencia, ¿por qué entonces tienen esa actitud? Yo creo primero que no es la Compañía de Jesús, es un grupo dentro de la Compañía que tiene otras motivaciones contra mí, no me lo explico de otra manera”.

Procesos civil y canónico
En abril de 2022, los jesuitas habían recibido una denuncia por hechos de connotación sexual, que abrió la investigación previa canónica, nombrando a la abogada laica María Elena Santibáñez a su cargo. Esto motivó a Berríos a autodenunciarse en la fiscalía para abrir también un proceso civil.
Luego, en noviembre de ese año renunció a la Compañía de Jesús, afirmando que se sentía maltratado. A comienzos de 2023, el Vaticano abrió un proceso administrativo penal encargado al sacerdote argentino Dante Simón, en la condición de delegado del Superior de General de los jesuitas.
En el proceso penal civil el juez Edgardo Gutiérrez del 34° Juzgado del Crimen de Santiago dio por acreditado el abuso a una escolar de 15 años, pero, al mismo tiempo, dictó el sobreseimiento por prescripción de la acción penal. El 5 de diciembre pasado, la Corte de Apelaciones de Santiago dictó sentencia definitiva de última instancia en esta investigación penal. “La determinación de la existencia del delito investigado y, por sobre todo, la participación del inculpado en calidad de autor, cómplice o encubridor, sólo puede ser establecida judicialmente a través de la dictación de una sentencia en el marco de un procedimiento penal legalmente tramitado”, afirma la sentencia, confirmando el sobreseimiento.
En el proceso canónico, la Compañía de Jesús concluyó que Berríos era “culpable de delitos contra el sexto mandamiento cometidos con menores de edad y de delitos de solicitación a pecar en contra del sexto mandamiento, durante o con ocasión de la confesión”, en contra de ocho víctimas. Con ese fundamento, en mayo de 2024 hizo pública la decisión de expulsarlo y la prohibición del ejercicio público del sacerdocio y todo contacto pastoral con menores de edad por un periodo de 10 años. A través de un comunicado, la Compañía afirma que tanto las víctimas como Felipe Berríos fueron notificados de esta decisión, y aclaran que “ambas sanciones” podrán ser apeladas.
Ahora, la Compañía de Jesús en Chile “informa a la comunidad ignaciana y a la opinión pública, que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF), en respuesta a la apelación presentada por el P. Felipe Berríos, S.J., ha declarado no haber llegado a una suficiente certeza moral sobre la comisión de los delitos denunciados, quedando sin efecto las sanciones de restricción al ejercicio del ministerio y la expulsión de la Compañía de Jesús”.
Su presencia pública
Felipe Berríos del Solar nació en Santiago, en 1956. Estudió en el Colegio San Ignacio El Bosque y luego Construcción Civil en la Pontificia Universidad Católica de Chile que abandonó en el tercer año, cuando ingresó a la Compañía de Jesús.
Antes de su ordenación sacerdotal estuvo 3 años en Tanzania, África, como misionero. Fue ordenado sacerdote en marzo de 1989. Dirigió varias instituciones jesuitas como el Instituto de Formación y Capacitación para el trabajo (INFOCAP) y Un Techo para Chile que expandió en varios países de América Latina. También fue capellán de colegios, algunos de familias de clase alta.
Por su participación en programas de televisión se fue dando a conocer en la opinión pública y ganando prestigio por su estilo informal, alusivo a temas sociales y controvertidos, lo que le provocó conflictos con el arzobispo de Santiago por afirmaciones que molestaron a la jerarquía.
En 2010 partió como misionero a Burundi y luego al Congo, en África, de donde regresó en junio de 2014. Al año siguiente, se trasladó al sector La Chimba en el extremo norte de Antofagasta, con más de 70 mil habitantes. Zona industrial y de población obrera, muchos de escasos recursos. Allí vive hasta ahora.
Tiempo para pensar, rezar y ver
Invitado a un programa de Canal 13 para comentar el fallo del DDF, Berríos dijo que “han sido tres años muy difíciles, de mucha soledad, de cuestionarme muchas cosas. Así que me siento libre de las acusaciones, pero hay que, de alguna manera, recomenzar la vida ahora”.
Más adelante señaló que “nada menos que el Dicasterio de la Doctrina de la Fe, o sea, como la corte suprema de la Iglesia Católica, después de investigar durante un año, va punto por punto deshaciendo toda la investigación canónica que hizo la abogada (…) y me declara inocente y me dice que anula los dos decretos del general. Sin embargo, el provincial, y quiero aquí decirlo, me manda una carta en que me pone como 8 puntos, en los cuales me dice que tengo que obedecer, o sea, está diciendo que no obedezco, que mi forma de ser no es propia de la Compañía”.
Agrega: “Y además me dice que durante 8 años no puedo confesar a mujeres ni a niños, ni puedo tener trabajo pastoral con mujeres, con niños, y que esto además es revisable, no sé por quién, en 8 años más. O sea, es brutal esto. En el fondo me están diciendo ‘ándate’”, señaló.
Consultado sobre qué hará, Berríos dice “es muy difícil. Esta ha sido mi casa. Yo soy jesuita de alma, pero claro, si no me dejan, tengo 69 años, 8 años más castigado por algo que está demostrado dos veces por la jusme voy a dar un tiempo para pensar, rezar y ver”, concluyó.