El nuncio Piero Pioppo, en la basílica de San Miguel. FOTO: JESÚS G. FERIA / VIDA NUEVA
Piero Pioppo ya ha ‘tomado posesión’ oficiosamente como nuncio de Su Santidad en España. El diplomático italiano ha presidido hoy su primera eucaristía en Madrid en la basílica pontifica de San Miguel, o lo que es lo mismo, la ‘parroquia’ de los nuncios, que estaba repleta de fieles para la misa de doce.
Pioppo aterriza en una fecha significativa para la Iglesia española: el día que se celebra el dogma de la Inmaculada Concepción de María. El embajador vaticano estuvo respaldado en esta misa de estreno por el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.
El nuncio confesó llegar “humildemente” al “tomar por primera vez la palabra” en un acto público en nuestro país. “Rueguen y recen por mí al empezar este servicio, porque yo ya tengo a todos los españoles en mi corazón”, comentó con naturalidad en una homilía de unos quince minutos en la que no utilizó papel alguno.
El nuncio Piero Pioppo, con el alcalde de Madrid en la basílica de San Miguel. FOTO: JESÚS G. FERIA / VIDA NUEVA
“Me presento como estudiante, porque sé que llego a una Iglesia, que cuenta con tantas Iglesias particulares, que luce la fe de los mártires de los primeros siglos, de los grandes pastores, de hombres y mujeres que reformaron nuestra fe y nuestro entendimiento del Señor”, expuso en un perfecto castellano el embajador vaticano en la homilía. No en vano, su pasado como nuncio en Guinea y Camerún le llevó a aprender el castellano y resolverse en soltura con él.
Pioppo quiso tener presente al comienzo de su alocución a los Reyes, a todas las autoridades de la nación, al cardenal “vecino” José Cobo y a los demás obispos de España.
“Llevo la bendición del Santo Padre, el papa León XIV, que me recibió hace unos días y me rogó llevar su cariño a esta gran nación, que por circunstancias providenciales dio héroes de la fe y santos fundadores, además de llevar la fe a todo el mundo”, expuso el embajador vaticano, que mostró su soltura con los cantos de la celebración. “Empiezo mi servicio en medio de ustedes, servicio al Santo Padre que es pastor y garante de paz, de reconciliación y amor”, remarcó.
Al hacer un breve repaso a su trayectoria diplomática, recordó que “vengo de Indonesia, donde Francisco Javier evangelizó y llegó a los más desamparados, llevando consigo el Evangelio, dignidad, seguridad y esperanza”.
Con estas premisas, Pioppo se adentró en su homilía en la figura de María: “España, nuestra noble nación, eligió bien cuando eligió a la Inmaculada como su patrona, porque Ella está presente anunciando, llevando a Cristo, nuestro único Salvador”.
Así, el nuncio reivindicó a “la patrona de España y patrona de nuestros corazones, nuestras familias y nuestras amistades”. A partir de ahí, elogió la religiosidad popular, que en la basílica de San Miguel se materializa en la Hermandad de los Estudiantes.
Tomando a la Virgen como ejemplo de “madre y amiga”, invitó a los presentes a “reavivar nuestra fe y nuestro amor”. “No dejemos, por favor, que las angustias del mundo y las visiones parciales nos tapen los ojos ante este milagro que está a nuestro alcance”, compartió el diplomático.
Frente a esta tentación, compartió que “nosotros somos herederos de este patrimonio de fe y de amor, somos hijos de la fe de la Iglesia y estamos llamados a seguir al Señor sirviendo a la humanidad, sobre todo en nuestros hermanos más débiles y desamparados”.
“Hoy hace falta paz, diálogo y estima recíproca en todo el mundo”, enfatizó el embajador en su alocución. En esta misma línea, apuntó que “quien les habla siempre ha sido nuncio en territorios lejanos, en los llamados territorios de misión, pero en todos los lugares hace falta amor, paz y justicia”.
En el exterior de la basílica de San Miguel se desarrolló una concentración pacífica de la plataforma ‘Salvemos el Valle’ conformado por un ‘roll up’, una pancarta y tres personas.