“El Señor nos concede grandes dones, pero nos deja libres para aceptarlos o no”, ha dicho el Papa antes de rezar el ángelus en la Solemnidad de la Inmaculada
El papa León XIV ha rezado hoy el ángelus con motivo de la Solemnidad de la Inmaculada ante miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro.
El Pontífice se ha asomado al balcón del estudio de los Palacios Apostólicos a las 12:00 horas. Como ha dicho al comienzo de sus palabras, “el Señor concedió a María la gracia extraordinaria de un corazón totalmente puro, en vista de un milagro aún mayor: la venida al mundo, como hombre, de Cristo Salvador”.
Para Robert Francis Prevost, “el don de la plenitud de gracia, en la joven de Nazaret, pudo dar fruto porque ella, en su libertad, lo acogió abrazando el proyecto de Dios”.
“El Señor siempre actúa así: nos concede grandes dones, pero nos deja libres para aceptarlos o no. Así, esta fiesta, que nos hace regocijarnos por la belleza inmaculada de la Madre de Dios, nos invita a creer como ella creyó, dando nuestro generoso consentimiento a la misión a la que el Señor nos llama”, ha agregado.
Según ha afirmado, “el milagro que para María sucedió en su concepción, para nosotros se renovó en el Bautismo: lavados del pecado original, hemos sido hechos hijos de Dios, morada suya y templo de su Espíritu”.
En el mismo sentido, ha continuado: “Grande es el don de la Inmaculada Concepción, pero también lo es el don del Bautismo que hemos recibido”.
Y ha subrayado: “Maravilloso es el ‘sí’ de la Madre del Señor, pero también puede serlo el nuestro, renovado cada día con fidelidad, gratitud, humildad y perseverancia en la oración y en las obras concretas de amor, desde los gestos más extraordinarios hasta las tareas diarias y los servicios más cotidianos, para que Jesús sea conocido, recibido y amado en todas partes, y su salvación llegue a todos”.