Todo este trabajo fue liderado por las mujeres entre mayo y agosto de 2025, quienes promovieron talleres de manualidades, gastronomía, modistería y carpintería
Una alianza entre los Misioneros de la Consolata y el Vicariato Apostólico de Puerto Leguízamo-Solano ha posibiltado la construcción de una casa misionera al servicio de la comunidad indígena Huitoto (Muruy) de Umancia, a orillas del río Caquetá, sur de Colombia.
Esta comunidad indígena, fundada en 2001, se encuentra en Putumayo. Allí viven 73 familias, pertenecientes a 10 clanes. Cuentan con servicios de educación y salud. Cuentan con un cabildo, compuesto por un gobernador y un cacique.
Desde su fundación han mantenido “una profunda identidad católica”, explican los consolatos; de hecho, han acogido como patrona a la Virgen de Guadalupe. A la fecha tienen cinco catequistas que “animan la vida espiritual”.
“Ellos acompañan la preparación de los sacramentos y sostienen la fe del pueblo junto a los Misioneros de la Consolata que visitan periódicamente la comunidad”, explicaron.
Esta casa misionera fue posible por el apoyo del Centro de Solidaridad Misionero – CESOMI –– con el aporte de los materiales y el trabajo comunitario de las familias, que ofrecieron su mano de obra.
Literalmente los indígenas de Umancia han realizado una minga, una práctica ancestral de trabajo comunitario para alcanzar un objetivo común. De esta forma se organizaron para cortar la madera, transportarla y levantar la estructura.
“Cada fase fue vivida como una experiencia de unidad. Las mujeres participaron activamente en todas las etapas, aportando su creatividad y fuerza física, especialmente en el diseño del baño, pensado para la acogida de los misioneros”, indicaron.
Todo este trabajo fue liderado por las mujeres entre mayo y agosto de 2025, quienes promovieron talleres de manualidades, gastronomía, modistería, carpintería, liderazgo y autoestima.
Estas mujeres fortalecieron sus capacidades y habilidades personales, productivas y de liderazgo dentro de la comunidad.
En octubre han inaugurado la casa. En este acto han participado el obispo de Puerto Leguízamo-Solano, Joaquín Humberto Pinzón; y Venanzio Mwangi, superior regional de los Misioneros de la Consolata, junto a miembros de la comunidad.
“Con la inauguración de la Casa Misionera, Umancia se consolida como una sede de referencia pastoral en el corazón del Vicariato Apostólico de Puerto Leguízamo-Solano”, explicó Leidy Paola Paredes, representante del Centro de Solidaridad Misionera.
Esperan que este espacio fortalezca la presencia misionera a lo largo del río Caquetá, facilitando el acompañamiento a otras comunidades indígenas de los departamentos de Putumayo, Caquetá y Amazonas.
Con ello, comunidades indígenas e Iglesia inculturan el evangelio y atienden ese llamado que durante el pontificado de Francisco se hizo de una Iglesia con rostro amazónico, “se convierte así en un signo visible de común-unión, fe y compromiso solidario”.