Vaticano

León XIV, desde Líbano: “El compromiso y el amor por la paz no conocen el miedo ante las aparentes derrotas”

| 30/11/2025 - 17:20

El Papa ha aterrizado en Beirut esta tarde y se ha reunido con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático





“¡Bienaventurados los que trabajan por la paz!” (Mt 5,9). Con el lema de su viaje a Líbano ha comenzado el papa León XIV su discurso ante las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático en el Salón 25 de Mayo del Palacio Presidencial.



Reflexionando sobre la paz, el Pontífice les ha alabado sus tres características como constructores de paz: nunca se rinden, apuestan por la reconciliación y se atreven a quedarse.

Un pueblo que no se rinde

En primer lugar, Robert Francis Prevost ha señalado que “ustedes son un pueblo que no se rinde, sino que, ante las pruebas, siempre sabe renacer con valentía”.

“Su resiliencia es una característica imprescindible de los auténticos constructores de paz: la obra de la paz, en efecto, es un continuo recomenzar. El compromiso y el amor por la paz no conocen el miedo ante las aparentes derrotas, no se dejan doblegar por las decepciones, sino que saben ver más allá, acogiendo y abrazando con esperanza todas las realidades. Se necesita tenacidad para construir la paz; se necesita perseverancia para engendrar vida y custodiarla”, ha agregado.

A este mismo respecto, ha continuado: “Ustedes son un país variado, una comunidad de comunidades, pero unidas por una lengua común. No me refiero solo al árabe levantino; me refiero sobre todo a la lengua de la esperanza, aquella que siempre les ha permitido volver a empezar”.

Y es que, “a nuestro alrededor, en casi todo el mundo, parece haber vencido una especie de pesimismo y un sentimiento de impotencia; las personas parecen no ser capaces ni siquiera de preguntarse qué pueden hacer para cambiar el curso de la historia. Las grandes decisiones parecen tomarlas unos pocos y, a menudo, en detrimento del bien común, lo que parece un destino ineludible”.

Además, ha indicado que “ustedes han sufrido mucho las consecuencias de una economía que mata (Exhort. ap. ‘Evangelii gaudium’, 53), de la inestabilidad global que también en el Levante tiene repercusiones devastadoras, de la radicalización de las identidades y de los conflictos, pero siempre han querido y sabido volver a empezar”.

León XIV, junto al presidente de Líbano, Joseph Aoun

Un pueblo que apuesta por la reconciliación

En segundo lugar, “no solo saben recomenzar, sino que ante todo lo hacen a través del arduo camino de la reconciliación”. De hecho, “hay heridas personales y colectivas que requieren largos años, a veces generaciones enteras, para poder sanar. Si no se curan, si no se trabaja, por ejemplo, en la sanación de la memoria, en un acercamiento entre quienes han sufrido agravios e injusticias, es difícil avanzar hacia la paz”.

Al mismo tiempo, “no hay reconciliación duradera sin un objetivo común, sin una apertura hacia un futuro en el que el bien prevalezca sobre el mal sufrido o infligido en el pasado o en el presente. Por lo tanto, una cultura de la reconciliación no solo nace desde abajo, de la disponibilidad y la valentía de algunos, sino que necesita autoridades e instituciones que reconozcan el bien común por encima del bien parcial”.

Un pueblo que se atreve a quedarse

En tercer lugar, León XIV ha destacado que los libaneses “se atreven a quedarse, incluso cuando ello supone un sacrificio”. “Hay momentos en los que es más fácil huir o, simplemente, resulta más conveniente irse a otro lugar. Se necesita mucho valor y visión de futuro para quedarse o volver al propio país, considerando dignas de amor y dedicación incluso condiciones bastante difíciles”, ha recalcado.

Al mismo respecto, ha proseguido: “Sabemos que la incertidumbre, la violencia, la pobreza y muchas otras amenazas producen aquí, como en otros lugares del mundo, una hemorragia de jóvenes y familias que buscan un futuro en otros lugares, a pesar del gran dolor que representa dejar su patria”.

En este contexto, el Pontífice ha subrayado el papel “imprescindible” de las mujeres en el “arduo y paciente compromiso de custodiar y construir la paz”. “No olvidemos que las mujeres tienen una capacidad específica para trabajar por la paz, porque saben custodiar y desarrollar vínculos profundos con la vida, con las personas y con los lugares”, ha agregado.

Y ha completado: “Su participación en la vida social y política, así como en la de sus propias comunidades religiosas, al igual que la fuerza que proviene de los jóvenes, representa en todo el mundo un factor de verdadera renovación. Bienaventuradas, pues, las mujeres que trabajan por la paz y bienaventurados los jóvenes que permanecen o regresan, para que el Líbano siga siendo una tierra llena de vida”.

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