Europa

Nicea acerca los dos pulmones de la cristiandad: el católico y el ortodoxo

| 29/11/2025 - 20:39

El papa León XIV y el patriarca Bartolomé firman la tercera declaración conjunta entre las iglesias latina y oriental





La sede del Patriarcado Ecuménico está situada en El Fanar, tradicional barrio de la minoría griega que vive en Estambul. Su aspecto exterior no llama la atención pero a través de sus muros anónimos se penetra en un ambiente que denota una fascinante riqueza artística e histórica.



Tercera declaración

Sentados en uno de los salones principales del Palacio Apostólico Su Santidad el papa León XIV y Su Divinísima Santidad el Patriarca Ecuménico Bartolomé han firmado a las 15.50 (hora local) una Declaración Conjunta hecha pública de forma inmediata.

Es la tercera Declaración Conjunta que firman las más alta autoridades de la Iglesia católica y ortodoxa. La primera lleva las firmas de Pablo VI y de Atenágoras I y fue consecuencia del histórico encuentro que ambos mantuvieron en Jerusalén en enero de 1964 .Con ella ambas Iglesias levantaron las respectivas excomuniones consecuencia del llamado Cisma de Occidente en el año 1054. Al mismo tiempo los dos proféticos personajes se exhortaban a proseguir “con espíritu de confianza, de estima y de caridad recíprocas el diálogo que conducirá a la plena unión”.

El 30 de noviembre del 2006 Benedicto XVI y Bartolomé firmaron la segunda declaración común. Un documento extenso dividido en siete puntos. En ellos lamentaban no haber aprovechado las consecuencias del olvido de los antiguos anatemas para progresar hacia la plena unidad en la que está llamada a tener una influencia decisiva la Comisión Mixta de dialogo teológico creada por la Iglesia de Roma y la de Constantinopla. Ya entonces deseaban “fervientemente la reconstitución de la paz en esta tierra, la amplificación de la admirable coexistencia entre sus diversas poblaciones, entre las Iglesias y entre las diferentes religiones que allí se encuentran”.

Gestos de acercamiento

29 de noviembre es la fecha que remata la tercera Declaración Conjunta firmada por ambos líderes religiosos como remate de una jornada en la se han multiplicado los gestos de acercamiento entre los dos pulmones de la cristiandad: el católico y el ortodoxo. La conmemoración del 1700 aniversario del Primer Concilio Ecuménico de Nicea representa a sus ojos “un acontecimiento providencial de unidad” que no puede reducirse a un recuerdo de su importancia histórica sino que debe “empujarnos a estar constantemente abiertos al Espíritu Santo que habló a través de Nicea mientras afrontamos los numeroso desafíos de nuestro tiempo…estamos convencidos de que la conmemoración de este significativo aniversario debe inspirar nuevos y valientes pasos en el camino hacia la unidad”. Y en ese sentido señalan su deseo de llegar a una fecha común de la Pascua. “Esperamos y rezamos –escriben– que todos los cristianos, con sabiduría e inteligencia espirituales, se comprometan en el proceso destinado a alcanzar una celebración común de la gloriosa Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo”.

No podía faltar un llamamiento a la paz entre todos los pueblos. “Juntos alzamos con fervor nuestras voces invocando el don divino de la paz en nuestro mundo. Trágicamente en muchas de sus regiones conflictos y violencia continúan destruyendo la vida de tantas personas. Apelamos a aquellos que tienen responsabilidades civiles y políticas para que hagan todo lo posible para garantizar que la tragedia de la guerra cese inmediatamente y pedimos a todas las personas de buena voluntad que sostengan nuestra súplica”. Como ya hicieron en Iznik rechazan cualquier uso de la religión y del Nombre de Dios para justificar la violencia.

“A pesar de estar profundamente alarmados por la actual situación internacional –reconocen– nosotros no perdemos la esperanza. Dios no abandonará a la humanidad. Por este motivo , en nuestra oración confiamos a Dios todo ser humano , especialmente los que se encuentran en la necesidad, los que sufren el hambre, la soledad o la enfermedad. Invocamos sobre cualquier miembro de la familia humana toda gracia y bendición para que sus corazones sean consolados”.

León XIV y Bartolomé I, en la iglesia patriarcal de San Jorge

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