El Papa, al contrario que sus dos antecesores, no rezó en el principal templo musulmán de Estambul
León XIV, en la Mezquita Azul de Estambul
La Mezquita Azul o del Sultán Ahmed I, construida a principios del siglo XVII, no es la primera mezquita visitada por un papa. Fue Juan Pablo II quien, con uno de sus gestos proféticos, durante su visita a Damasco en 2001 hizo su ingreso en la Mezquita de los Omeyas, edificada por el califa al-Walid en el año 708 sobre la que fue basílica de la época constantiniana dedicada a San Juan Bautista. Pero la suya fue una visita, podríamos decir, de cortesía sin ningún gesto religioso.
No es el caso de la Mezquita Azul que León XIV ha escogido como primer acto de su tercera jornada en Turquía. El Papa ha sido recibido por Safi Arpagus, presidente de la Diyanet (Oficina para Asuntos Religiosos) del Gobierno turco, en cuya compañía ha recorrido tan magnífico monumento arquitectónico. La mezquita merece el adjetivo azul por las más de 20.000 placas de cerámica de color turquesa iluminadas por más de 200 pequeñas ventanas que filtran la luz solar.
Lo que resulta excepcional es que esta mezquita, a la que acuden cada día millares de fieles musulmanes y no menos turistas de todo el mundo, es que haya sido visitada por tres papas.
El primero en traspasar su dintel fue Benedicto XVI en su visita a Turquía en noviembre de 2006; viaje muy delicada porque estaba aún muy reciente la polémica suscitada por su discurso en la Universidad de Regensburg interpretado como un ataque al islam. Para eliminar toda sospecha, Ratzinger decidió en el último momento introducir en el programa de su viaje esta visita. Para realizarla, el Papa se descalzó, recorrió su interior escuchando las explicaciones de sus anfitriones y, llegado al Mihrab que indica la dirección de la Meca, tuvo un momento de recogimiento.
Visita repetida por Francisco en 2014. Apenas llegado a Estambul, se dirigió a la Mezquita Azul donde fue recibido por el Gran Muftí Rami Rayan y otros representantes de la comunidad islámica. La recorrió detenidamente admirando su belleza y, después de algunos momentos, se detuvo indicando a sus acompañantes su deseo de recogerse para orar. Así lo hizo en medio de un silencio absoluto.
León XIV, en la Mezquita Azul de Estambul
La visita de León XIV ha sido rápida –ha durado apenas media hora-. Él, al contrario que sus dos predecesores, no ha rezado en el templo musulmán. Invitado por el Muftí a orar, ha respondido: “No, observo”. Esto no resta importancia a un gesto que quiere significar el respeto hacia el islam del que la Mezquita Azul es, sin duda, uno de sus monumentos mas emblemáticos y suntuosos.