León XIV Turquia
A 1.700 años del Concilio de Nicea, León XIV ha viajado este viernes 28 de noviembre a Iznik (la antigua Nicea) para participar en un Encuentro Ecuménico de Oración junto al Patriarca Bartolomé I y numerosos líderes cristianos. Lo ha hecho en el lugar exacto donde se celebró aquel histórico concilio del año 325, ante las ruinas de la antigua Basílica de San Neófito.
“Estoy profundamente agradecido a Su Santidad Bartolomé, quien, con gran sabiduría y clarividencia, ha decidido conmemorar juntos el 1700 aniversario del Concilio de Nicea precisamente en el lugar donde se llevó a cabo”, expresó el Pontífice durante su intervención.
Tras ser recibido por Bartolomé I en el Centro de Visitantes y caminar en procesión hacia el espacio habilitado ante las excavaciones, León XIV centró su mensaje en una pregunta clave: “¿Quién es Jesucristo en la vida de las mujeres y los hombres de hoy, quién es para cada uno de nosotros?”. Porque, según advirtió, existe el riesgo de que los cristianos reduzcan a Jesús a “una especie de líder carismático o superhombre, una tergiversación que al final conduce a la tristeza y la confusión”.
El Papa ha insistido en que lo que estaba en juego entonces y sigue estando hoy es “la fe en el Dios que, en Jesucristo, se hizo como nosotros para hacernos llegar ‘a participar de la naturaleza divina’”. Una confesión de fe cristológica que, subrayó, “es de fundamental importancia en el camino que los cristianos están recorriendo hacia la plena comunión”. “La fe ‘en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos, de la misma naturaleza del Padre’ es un vínculo profundo que ya une a todos los cristianos”, ha dicho León XIV citando el credo de Nicea.
Desde ese punto de partida compartido, León XIV ha llamado a superar “el escándalo de las divisiones que, lamentablemente, aún existen”, y animó a alimentar “el deseo de unidad por el que el Señor Jesús rezó y dio su vida”. En sus palabras, “cuanto más reconciliados estemos, tanto más podremos los cristianos dar un testimonio creíble del Evangelio de Jesucristo, que es anuncio de esperanza para todos, mensaje de paz y de fraternidad universal”.
Pero su llamada a la unidad no se limitó al ecumenismo: “El deseo de plena comunión entre todos los creyentes en Jesucristo va siempre acompañado de la búsqueda de la fraternidad entre todos los seres humanos”. Por eso, recordó que “no sería posible invocar a Dios como Padre si nos negáramos a reconocer como hermanos y hermanas a los demás hombres y mujeres, también ellos creados a imagen de Dios”.
“Existe una hermandad universal, independientemente de la etnia, la nacionalidad, la religión o la opinión. Las religiones, por su naturaleza, son depositarias de esta verdad y deberían animar a las personas, a los grupos humanos y a los pueblos a reconocerla y practicarla”, aseveró el Papa.
Como ya hiciera en otras ocasiones, León XIV denunció el uso de la religión para alimentar el odio: “El uso de la religión para justificar la guerra y la violencia, como cualquier forma de fundamentalismo y fanatismo, debe ser rechazado con firmeza”. El único camino, concluyó, es el del “encuentro fraternal, el diálogo y la colaboración”.
Finalmente, ante el escenario de aquel Concilio, León XIV ha querido hacer un llamamiento por esa unidad de los cristianos que aún no ha llegado, pero que sigue siendo posible. Porque, como dijo el Papa con palabras de san Agustín, “aunque somos muchos cristianos, en el único Cristo somos uno”.