En su mensaje al Encuentro Mundial de ‘La Economía de Francisco’, el Pontífice llama a “demostrar con la vida” que otro modelo económico es posible
Castel Gandolfo acoge, del 28 al 30 de noviembre, a centenares de jóvenes de todo el mundo en el Encuentro Mundial de La Economía de Francisco. El Papa no podrá asistir debido a su viaje a Turquía y Líbano, pero ha querido sumarse con un mensaje personal en el que no solo agradece el legado de su predecesor, sino que invita a una profunda conversión económica: “Una economía reiniciada no es solo una máquina que produce, sino una actividad que devuelve la vida a las personas, a las comunidades, a nuestra casa común”.
La carta, dirigida directamente a los jóvenes, reconoce su papel en la transformación del mundo: “Nadie más que ustedes está en contacto con las ‘cosas nuevas’ en las que la humanidad apuesta su futuro”. Por eso mismo, insiste en que este encuentro mundial no ocurre en un contexto abstracto, sino en “el gremio Ecclesiae: no solo en el corazón, sino en el seno de una Iglesia que, con la gracia de Dios, genera en la fe y el amor”.
Para el Papa, la llamada Economía de Francisco es “la expresión gozosa de un camino que fertiliza el pensamiento y la iniciativa económica con la semilla del Evangelio”. Así lo entendía también el papa Francisco, a quien León XIV recuerda con afecto: “Nuestro agradecimiento se dirige al papa Francisco: su fallecimiento tuvo lugar el día y en el aroma de la Pascua. Esto nos ayuda a preservar creativamente su legado”.
Aquel “sueño” que el Papa Francisco confió a los jóvenes en Asís sigue vigente. Como él mismo les dijo, recuerda León XIV: “¡Ánimo, queridos amigos! ¡Ánimo! Si son fieles a su vocación, su vida florecerá, tendrán historias maravillosas que contar a sus hijos y nietos”.
En su mensaje, el Papa se detiene en la necesidad de no caer en la resignación: “La red de amistad y trabajo que representan es un ‘no’ a la resignación”. Y frente al modelo dominante, llama a asumir nuevas formas de compromiso: “Pueden inspirar a muchos otros jóvenes a salir de la indiferencia o de las limitaciones de las metas personales y grupales, para acoger el Reino de Dios y su justicia”.
En el centro del mensaje resuena con fuerza el título del encuentro: Reiniciando la Economía. ¿Qué significa eso? Para León XIV, es “liberarnos de las cadenas de la injusticia, restaurar lo herido y crear espacios donde cada hombre y mujer pueda respirar dignidad y esperanza”. Y añade: “Reiniciar puede significar cambiar de rumbo y explorar nuevos caminos”.
Fiel al espíritu franciscano, León XIV propone una economía que se mire “desde la periferia”: “Solo una economía ‘de Francisco’ se despoja de privilegios y abraza la realidad, empezando por los leprosos, es decir, por aquellos que son rechazados, expulsados y eliminados”. Como recuerda el Pontífice, no se trata solo de protestar, sino de “buscar soluciones”.
En este contexto, rescata el pensamiento del teólogo Ghislain Lafont, quien identificó el “principio de pequeñez” como clave de transformación: “El motor de la historia no es el poder, sino la pobreza; o también: el verdadero cambio se produce mediante la acción de los elementos débiles”.
“Los animo a demostrar con sus vidas, esfuerzos y estudios los fracasos de un sistema que aumenta la desigualdad y no cuida de los pequeños y vulnerables”, concluye el Papa, haciendo, además, una promesa: “Serán buenos empresarios y buenos economistas si comprenden así la economía divina”.