“No se trata solo de mantener un presupuesto equilibrado, sino de fortalecer la capacidad de la Santa Sede para optimizar cada contribución recibida”, afirma el prefecto de la Secretaría para la Economía, Maximino Caballero
Canonización de siete nuevos santos en el Vaticano.
La Secretaría para le Economía (SPE) de la Santa Sede ha publicado hoy, miércoles 26 de noviembre, el Balance Consolidado de la Santa Sede para 2024, que muestra un superávit de 1,6 millones de euros. Tal como señala el Vaticano, este resultado representa una recuperación significativa respecto al déficit de 51,2 millones de euros registrado el año anterior.
El informe destaca una clara mejora y, si bien reconoce con prudencia que la plena sostenibilidad financiera es un objetivo a largo plazo, se observa una tendencia claramente positiva.
La mejora general se basa en una reducción significativa del déficit, que se redujo casi un 50%, de 83 millones a 44 millones de euros. Algo posible, explica la Santa Sede, gracias a un aumento de 79 millones de euros en los ingresos (principalmente procedentes de donaciones y gestión hospitalaria) y a las medidas de control del gasto, que compensaron parcialmente la inflación y el aumento de los costes de personal.
La gestión financiera fue particularmente positiva, generando un beneficio neto de 46 millones de euros, superando los niveles de 2023 y desempeñando un papel clave en la cobertura del déficit operativo. Este resultado se debe principalmente a la obtención de plusvalías por el inicio de las actividades del Comité de Inversiones, que se materializará este año.
Por su parte, el prefecto de la Secretaría para la Economía, Maximino Caballero Ledo, ha explicado el origen de esta “dinámica favorable” y, al mismo tiempo, llama a la prudencia, el realismo y la continuidad para consolidar este significativo progreso.
“No se trata solo de mantener un presupuesto equilibrado”, enfatiza, “sino de fortalecer la capacidad de la Santa Sede para optimizar cada contribución recibida”, haciendo así que el servicio a la misión de la Iglesia universal sea “más sólido y sostenible”.
Y es que, tal como subraya, “a pesar de la significativa mejora lograda, se mantiene un déficit operativo de 44,4 millones de euros”. Por lo tanto, “continuamos con determinación el camino hacia la plena sostenibilidad financiera, transformando este desafío en una oportunidad de consolidación y crecimiento, que debe afrontarse con continuidad, realismo y disciplina, manteniendo un equilibrio entre el compromiso misionero y la gestión responsable de los recursos”.
